Por Lou Carlozo
6 Min Read
NUEVA YORK (Reuters) – Cuando alguien desembolsa 2.500 dólares por un perro, se podría pensar que está invirtiendo en un cachorro de raza pura, cuyo pedigrí se remonta a varias generaciones. Pero no es el caso de Cecile Desmond, de Hopkinton, Massachusetts. Ella se alegró de haber desembolsado esa cantidad de dinero por Percy, una criatura peluda a la que algunos snobs de los sabuesos presentes en la exposición canina del Westminster Kennel Club de este mes podrían calificar de chucho.