Hay al menos un beneficio potencial del clima invernal extremo: Los escalofríos parecen quemar muchas calorías al convertir la grasa blanca que almacena energía en grasa marrón que quema energía.
En un estudio reciente, los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud sometieron a voluntarios a diversos ambientes (incluidos algunos realmente fríos) y descubrieron que unos 15 minutos de escalofríos aumentaban los niveles de las hormonas irisina, producida por el tejido muscular, y FGF21, producida por la grasa parda, casi tanto como una hora de ejercicio moderado.
Durante los seis días siguientes, las pruebas de laboratorio descubrieron que esas hormonas convertían las células de grasa blanca en células de grasa parda. La grasa parda, descubierta en 2009, está presente en nuestro cuerpo en cantidades muy pequeñas, pero actúa más como el músculo: absorbe la grasa blanca de todo el cuerpo y la quema como combustible. (Investigaciones anteriores han demostrado que la grasa parda se activa cuando tenemos frío, y que las personas con más grasa parda tienden a ser más delgadas que las que tienen menos.)
«El escalofrío es el resultado de la contracción de alta frecuencia de la masa muscular», explica el coautor, el doctor Francesco Celi. «El calor se libera para mantener la temperatura interna del núcleo como un producto secundario de las contracciones mecánicas, que requieren la quema de energía.»
Antes de deshacerte de todas esas capas de abrigo para correr en invierno, sin embargo, toma nota: temblar mientras se rompe a sudar probablemente no tendrá un efecto aditivo, dice Celi, ya que el «ejercicio máximo» en el estudio no produjo ninguna irisina adicional además de la que ya tenía el temblor.
Y aunque el castañeteo de los dientes sea una señal de que se están quemando calorías, hay que esforzarse un poco más para obtener los demás beneficios del ejercicio, como la mejora de la aptitud cardiovascular y el tono muscular.
Principalmente, Ceil espera que los hallazgos del estudio ayuden algún día a los médicos a tratar afecciones como la obesidad y la diabetes, al comprender mejor cómo activar la grasa marrón en el cuerpo. Mientras tanto, puede ayudar a la gente a aceptar el frío un poco más, dice. «Tal vez bajar el termostato durante los meses de invierno podría ayudar tanto al presupuesto como al metabolismo».
En resumen: Salir de debajo de las sábanas y pasar algo de tiempo al aire libre puede ayudarte a evitar algo de ese temido aumento de peso en invierno, pero sigue sin ser un sustituto de tu entrenamiento habitual.