Tasmania está situada a 150 millas (240 km) al sur de Australia, dentro de los océanos Índico y Pacífico, y ofrece un paisaje cautivador, y comida y vino de clase mundial.
Los primeros colonos de la isla eran principalmente convictos y sus guardias militares, a los que se les asignó el desarrollo de la agricultura y otras industrias.
Los aborígenes se resistieron a la invasión de los nuevos colonos. Los conflictos surgieron, llegando a ser tan fuertes que las tropas europeas fueron desplegadas para expulsar a los aborígenes a las islas cercanas.
Tasmania sufrió inestabilidad económica en sus primeros años, al igual que muchas de las nuevas colonias, permaneciendo, sin embargo, principalmente próspera, con un crecimiento constante. En 1901, Tasmania y otras cinco colonias australianas, formaron la Mancomunidad de Australia, y se les concedió poder legislativo.
La capital, Hobart, es un puerto marítimo de gran actividad, que destaca por ser el puerto base de las actividades antárticas tanto de Australia como de Francia, y que sirve de centro para los cruceros durante los meses de verano. En las afueras de la ciudad, los viñedos salpican el campo y, en los últimos 15 o 20 años, la industria vinícola de Hobart ha experimentado un gran éxito.
La belleza escarpada y natural de este pequeño estado insular no tiene desperdicio.