Murray, la mezcla de Pastor Alemán y Pit Bull, a los 5 años de edad-«Los primeros seis meses de su vida son inciertos, pero pasó los siguientes seis meses en un refugio. En Petsmart lo mostraban para su adopción y estaban perdiendo la esperanza de encontrarle un hogar. Fui a por comida para gatos y, en cuanto lo vi, lo supe. Estaba flaco y apestoso, pero miré a mi marido y le dije que nos íbamos a quedar con este perro. Murray es guapo y feliz. Se va de acampada con nosotros, le encanta montar en el coche e ir al veterinario. Ha perseguido a muchos ciervos, le han dado en la cara cuatro veces y ha luchado contra mapaches. Hace poco que empecé a ver el «Susurrador de perros», César Milán, y eso refuerza que he estado haciendo casi todo bien en mi manejo y comprensión de mi perro. He aprendido de Cesar, a reclamar su espacio con otros perros, así como el mío propio, cómo mantener la calma y conocer a un nuevo perro y cómo no dejar que el perro salga o entre en una casa antes que tú. Sabía que no iba a ser una de esas mujeres arrastradas por la calle por un perro de la mitad de mi peso, así que desde el principio se le entrenó para que caminara conmigo y no tirara de mí. He utilizado sonidos de clics con la boca o un rápido tirón de su correa y él se apresura a seguirme. Da tres paseos largos todos los días, y ver cómo encuentra su ritmo y «hace cabriolas» es una alegría para él y para mí. Siendo amable y paciente, le he enseñado que el rascador de espalda no es un arma y que el secador de pelo no es tan aterrador como pensaba. Ahora viene a la habitación para disfrutar del secado (en frío) y del cariño. Gracias a la comprensión que Cesar tiene de los perros, un gran número de personas están sintonizando con el lenguaje de un perro. Me he dado cuenta de que sólo la mitad de los paseadores de perros de por aquí saben cómo pasear a su perro y, para los que sí lo saben, el comportamiento bueno y educado de su perro es evidente en su manejo. A diferencia del pequeño terror y su pequeño dueño- que piensa que sus locos ladridos agudos son amistosos. ¡Un día, saliendo del bosque, el atardecer era hermoso y dije «dulce» en voz alta y Murray se detuvo, miró hacia atrás y pensó que había dicho «golosina»! Nos reímos durante todo el camino a casa. Adoro a mi mezcla de pastor y soy su orgulloso líder de la manada».