Comer granada o beber su zumo se ha relacionado con varios beneficios para la salud.
Las semillas de granada también pueden tener valor.
Nutrientes
Muchos de los nutrientes de las granadas provienen de los arilos, pero las propias semillas también aportan algunos nutrientes.
Los estudios demuestran que son particularmente altas en vitamina E y magnesio (1, 2).
Fibra
Las semillas de granada son ricas en fibra. Según un estudio, la harina elaborada a partir de estas semillas cuenta con un 50% de fibra (3).
Los principales tipos de fibra en las semillas de granada son la celulosa y la lignina (4).
Tanto la celulosa como la lignina son insolubles y pasan a través de su sistema digestivo prácticamente sin cambios. Curiosamente, son los principales constituyentes de la madera (5).
Las semillas son seguras para la mayoría de las personas, aunque una ingesta excesiva puede causar obstrucción intestinal en casos raros. Este riesgo es mayor para las personas con estreñimiento crónico (6).
Antioxidantes
Como todos los componentes de la fruta, las semillas de granada contienen antioxidantes. Sin embargo, no son tan ricos en antioxidantes como los arilos (1).
Las semillas contienen varios ácidos fenólicos y polifenoles, incluyendo flavonoides, taninos y lignanos (7, 8).
Ácidos grasos únicos
Las semillas de granada comprenden alrededor de un 12-20% de aceite de semilla. Este aceite está compuesto principalmente por ácido punícico, una grasa poliinsaturada (1, 9).
Estudios realizados en ratas y ratones sugieren que el ácido punícico puede reducir la inflamación, mejorar la sensibilidad a la insulina y promover la pérdida de peso (10, 11).
Aunque estos resultados preliminares son prometedores, es necesario realizar investigaciones en humanos.