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La mejor mirada a la antigua Constantinopla es una iglesia convertida en mezquita que ha sido considerada entre los mayores lugares de culto tanto del mundo cristiano como del musulmán: Santa Sofía, la Gran Iglesia de Constantinopla. Construida por el emperador bizantino Justiniano a principios del siglo VI a la mayor escala posible, fue posteriormente convertida en mezquita por los conquistadores otomanos. Hoy es un museo. Santa Sofía, que marca el punto álgido de la arquitectura bizantina, es la cúspide de los días de gloria de esa sociedad en el siglo VI.
Esta iglesia se terminó de construir en el año 537, justo cuando Europa entraba en su Edad Media. Durante cuatro siglos, los cristianos de Europa miraron a Constantinopla como la ciudad más importante de la cristiandad, y ésta fue su principal iglesia.
Esta inteligente construcción de cúpula sobre cúpula fue la mayor cúpula de cualquier lugar hasta que se terminó la catedral de Florencia durante el Renacimiento, 900 años después. El vasto interior da la impresión de ser una cáscara dorada e ingrávida, que disimula con elegancia la enorme carga superior soportada por la magistral ingeniería bizantina. Cuarenta ventanas arqueadas arrojan una suave luz sobre el interior, mostrando el mármol original de la iglesia y sus relucientes mosaicos.
Pero el Imperio Bizantino se derrumbó en el siglo XV y Santa Sofía se convirtió en una mezquita. Los mosaicos cristianos fueron revocados y los nuevos símbolos religiosos sustituyeron a los antiguos.
Esta iglesia se construyó de cara a Jerusalén; las mezquitas estaban orientadas a La Meca. Cuando Santa Sofía se convirtió en una mezquita, no pudieron mover la iglesia, pero sí el punto central de la oración. Observe cómo el nicho de oración está un poco descentrado. Eso es porque está orientado a la Meca.