Empieza por elegir a alguien que sea realmente importante (o más importante) para ti y que probablemente dé una respuesta cálida, si puedes determinar esas cosas. A continuación, envíe un mensaje del siguiente tenor Hola, siento haber desaparecido de la faz de la tierra. Me agobié mucho y me desconecté un poco, pero quería que supieras que todavía te valoro mucho a ti y a nuestra amistad. ¿Quieres quedar para hacer?
Da los detalles y extiende la invitación tú mismo para que a) no puedas echarte atrás olvidándote de responder y b) demuestre que estás haciendo un esfuerzo al iniciar la socialización. Si lo haces, la mayoría de la gente (o, al menos, la mayoría de la gente con la que vale la pena ser amigo) será comprensiva y te invitará a algún tipo de reunión. La mayoría de la gente piensa que cuando alguien se oscurece es por algo que ha hecho o porque no es tan importante como las otras cosas/personas de su vida. Si les aseguras que no es así y haces un movimiento para atender la amistad, tienes una fórmula ganadora.
Además, considera la posibilidad de hacer lo que te gusta a solas con otra persona -no tiene por qué ser una actividad para dos-. Si os gusta la lectura, quizá proponed leer juntos el mismo libro y comentarlo. Si os gustan los mismos programas, vedlos juntos. Todo el mundo tiene que comer: proponed comer juntos. En los centros educativos, estudiad juntos. Los adultos pueden pedir, y de hecho lo hacen, a sus amigos que les acompañen a hacer recados sólo por la compañía. No hay que planear un entretenimiento o una conversación sin parar- el tiempo de calidad es una forma fácil de empezar.
Por último, te pido que reflexiones sobre si es la socialización en general o las personas con las que te relacionas lo que está acabando con tu disfrute. A veces el agotamiento social puede significar que tus supuestos amigos son unos gilipollas, pero estar con las personas adecuadas hace que de repente socializar vuelva a ser divertido. Si se trata de personas cuyos valores fundamentales no se alinean con los tuyos (como, por ejemplo, «respetar a los demás», no necesariamente la religión o que te gusten las mismas cosas), que te hacen sentir mal contigo mismo o con el mundo, o que te están chupando el tiempo y la energía, eso siempre se va a sentir como un trabajo, incluso para la persona más extrovertida.
También está bien elegir la calidad sobre la cantidad con las interacciones sociales. Si tienes dos o tres personas con las que siempre puedes pasar un buen rato y eso es todo lo que puedes manejar, está totalmente bien. La amistad/socialización debe ser una forma recíproca de satisfacer las necesidades, no una obligación.