Durante siglos, la pequeña nación alpina de Suiza se ha adherido a una política de neutralidad armada en los asuntos mundiales. Suiza no es el único país neutral del mundo -Irlanda, Austria y Costa Rica adoptan posturas similares de no intervención-, pero sigue siendo el más antiguo y respetado. ¿Cómo se ganó este lugar único en la política mundial?
Los primeros pasos hacia la neutralidad suiza se remontan a 1515, cuando la Confederación Suiza sufrió una devastadora derrota ante los franceses en la batalla de Marignano. Tras la derrota, la Confederación abandonó su política expansionista y trató de evitar futuros conflictos en aras de la autopreservación. Sin embargo, fueron las Guerras Napoleónicas las que realmente sellaron el lugar de Suiza como nación neutral. Suiza fue invadida por Francia en 1798 y posteriormente convertida en un satélite del imperio de Napoleón Bonaparte, lo que la obligó a comprometer su neutralidad. Pero tras la derrota de Napoleón en Waterloo, las principales potencias europeas llegaron a la conclusión de que una Suiza neutral serviría como valiosa zona de amortiguación entre Francia y Austria y contribuiría a la estabilidad de la región. Durante el Congreso de Viena de 1815, firmaron una declaración que afirmaba la «neutralidad perpetua» de Suiza dentro de la comunidad internacional.
Suiza mantuvo su postura imparcial durante la Primera Guerra Mundial, en la que movilizó a su ejército y aceptó refugiados, pero también se negó a tomar partido militarmente. Mientras tanto, en 1920, la recién creada Sociedad de Naciones reconoció oficialmente la neutralidad suiza y estableció su sede en Ginebra. Un desafío más significativo a la neutralidad suiza se produjo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el país se encontró rodeado por las potencias del Eje. Aunque Suiza mantuvo su independencia prometiendo represalias en caso de invasión, continuó comerciando con la Alemania nazi, una decisión que más tarde resultó controvertida al finalizar la guerra.
Desde la Segunda Guerra Mundial, Suiza ha asumido un papel más activo en los asuntos internacionales ayudando con iniciativas humanitarias, pero sigue siendo ferozmente neutral con respecto a los asuntos militares. Nunca se ha adherido a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ni a la Unión Europea, y sólo se incorporó a las Naciones Unidas en 2002. A pesar de su larga neutralidad, el país sigue manteniendo un ejército con fines de defensa y exige el servicio militar a tiempo parcial a todos los varones de entre 18 y 34 años.