¿Por qué levantamos la voz y empezamos a gritar a la gente cuando discutimos? Es usted el tipo de persona que automáticamente aumenta su voz para poder crear una situación en la que se convierte en el orador dominante? Si es así, puedes estar perjudicando tu capacidad para ser un mejor comunicador y asegurar la cooperación.
Las personas telegrafían sus necesidades y sentimientos, sean conscientes de ello o no. Probablemente más de la mitad del significado que los demás atribuyen a nuestro mensaje hablado proviene, no de las palabras en sí, sino del tono de voz.
Los gritos se producen cuando nos golpeamos el pulgar con un martillo, cuando estamos asustados o cuando estamos excitados. Aunque lo más frecuente es que gritar sea un signo de agresividad. Levantar la voz crea estrés y tensión que a menudo se convierte en una discusión. Pensemos que un matón es una persona que grita o chilla a los demás para dominar sus acciones. Cuanto más alta es la voz, mayor es la intensidad de la ira que se crea, lo que puede llevar rápidamente a enfrentamientos físicos.
El sentimiento transmitido en nuestra voz causa más impacto y se recuerda más tiempo que las palabras realmente pronunciadas. Por eso no siempre podemos recordar las palabras exactas que se pronunciaron, pero sí recordamos claramente cómo nos sentimos. El tono (el tono, el volumen y la claridad) se combinan para dar pistas al oyente sobre la forma en que debe interpretarse el mensaje, transmitiendo nuestro estado de ánimo y el significado de nuestra declaración.
Tenemos que tener cuidado de no asumir que sólo porque una persona grite, estamos interpretando esa señal correctamente.Debemos observar todo el conjunto de señales para ver si apoyan nuestra lectura de esa persona. Por ejemplo, una persona que grita puede tener problemas de audición o estar en un entorno ruidoso
Gritar o levantar la voz puede ser un método utilizado para controlar la situación y dominar a otra persona. Nos ponemos en voz alta para obligar a la otra persona a someterse y escuchar lo que tenemos que decir. Esto, a su vez, les dice que deben cumplir con lo que queremos o habrá consecuencias de castigo.
Sin embargo, escuchar rara vez ocurre durante un estado de sumisión. Más bien, el «oyente» está esperando a que el hablante haga una pausa, con el fin de arremeter con una refutación para defenderse de este ataque verbal.
Para muchos, los gritos justifican el uso de la fuerza, ya que responden a un ataque verbal con la fuerza física en un intento de adelantarse al comportamiento amenazante de otra persona. Por ello, es importante que regulemos nuestra voz a un volumen o tono que no implique comportamientos agresivos o de dominio sobre la otra persona.
Foto de amigos enfadados disponible en