Ser zurdo tiene un componente genético, está vinculado a mejores habilidades verbales y se asocia a un menor riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson, según un nuevo estudio publicado en la revista Brain. Por desgracia para los lectores de The Guardian, eso es ser zurdo en el sentido de la mano, no de la política. Afortunadamente para mí, soy ambas cosas.
El estudio es fascinante, y utiliza miles de escáneres cerebrales y cientos de miles de genomas secuenciados para buscar asociaciones entre genes, cerebros y manos. Descubrió que, en los zurdos, los hemisferios izquierdo y derecho tenían vínculos más fuertes en las regiones asociadas con el lenguaje, lo que podría correlacionarse con una mayor capacidad lingüística.
También encontró una «correlación positiva significativa» entre la zurdera y los resultados de salud mental, como la sensibilidad, tener «sentimientos de hartazgo» y ser un «preocupón». Mira, no soy un científico, pero eso se siente extremadamente real.
La zurdera se da en familias y los gemelos idénticos tienen más probabilidades de tener la misma mano dominante que los gemelos y hermanos fraternos. Esto implica que los genes tienen cierta influencia, pero no son toda la historia. Estudios anteriores han sugerido que la zurdera es heredable en un 25%, y que el 75% restante de la variación se debe a factores ambientales, aunque todavía no se sabe cuáles son esos factores.
Hablar «como zurdo» siempre me parece una identidad extraña. Es algo que comparto con alrededor del 10% de la población, que es una comunidad bastante grande para reclamar que es especial y diferente. Dicho esto, no es mucho más grande que la cohorte de cualquier signo zodiacal, y eso no ha detenido a la gente de la astrología.
Y a diferencia de ser Sagitario, ser zurdo ha tenido un efecto concreto en mi vida. Siempre ha sido así con el uso de tijeras (doloroso) y bolígrafos (manchados) y tocando instrumentos musicales (confuso) y deportes de raqueta (soy extremadamente malo en ellos, aunque también extremadamente malo en los deportes que no son de raqueta, así que eso podría no tener nada que ver con mi lateralidad).
Parece que también podría ser el caso de algunos de los aspectos más arraigados de mi personalidad, salud y fenotipo general. Lo cual es estupendo, y me da un poco más de justificación a la hora de gritar en las salas de conferencias que tienen esos estúpidos pupitres abatibles, o en las interfaces de usuario que suponen que tengo un lápiz óptico en la mano derecha. ¡Soy especial! Mamá siempre lo decía, pero ahora los científicos lo han demostrado.
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