El Fibroscan es un procedimiento sencillo, indoloro y no invasivo que se utiliza para evaluar con precisión la salud del hígado. Durante la exploración se coloca una sonda en la superficie de la piel. Mediante la combinación de una onda elástica (generada por un impulso mecánico) y la tecnología de ultrasonidos, se registra un valor numérico que mide la «rigidez» del hígado. La «rigidez» del hígado puede indicar la existencia de cicatrices en el hígado (o fibrosis), que en última instancia pueden conducir a la cirrosis y al cáncer de hígado.
(1) Es rápido e indoloro
La prueba en sí no es invasiva y puede realizarse en menos de diez minutos. Es una forma rápida e indolora de evaluar la salud del hígado y ha sustituido en gran medida a la tradicional biopsia hepática. Al proporcionar información crítica sobre la salud del hígado en tan poco tiempo, el Fibroscan representa un gran avance en la medicina hepática.
(2) Detecta los primeros signos de daño hepático
El hígado es resistente y puede soportar años de daño reparándose a sí mismo y protegiendo el resto del cuerpo. La desventaja de esto es que el hígado muestra pocos signos de malestar hasta que entra en las etapas finales de la insuficiencia hepática. Esto puede significar que, antes de notar cualquiera de los síntomas asociados a la insuficiencia hepática, el daño puede ser ya irreparable. Rápido, sencillo y sin riesgos, un Fibroscan puede identificar los primeros signos de daño hepático que, de otro modo, pasarían desapercibidos.
(3) Proporciona un diagnóstico preciso que puede determinar el tipo de tratamiento que se administra posteriormente
Un Fibroscan mide la fibrosis o «cicatrización» del hígado, que es esencialmente el daño hepático que suele ser el resultado del síndrome metabólico, la enfermedad del hígado graso no alcohólico, la hepatitis viral crónica o el exceso de consumo de alcohol. Si se detecta un daño importante, el paciente necesitará un especialista para identificar la causa del daño y, a continuación, gestionar la afección de forma adecuada. En los casos en los que no hay cicatrización o la fibrosis es leve, la intervención en el estilo de vida suele ser suficiente para prevenir el desarrollo de la enfermedad hepática o evitar la progresión de la misma.
(4) Reduce la necesidad de realizar una biopsia hepática
El método tradicional para evaluar la salud del hígado, la biopsia hepática, es un procedimiento invasivo en el que se extrae una parte del hígado y luego se analiza. No sólo es caro, sino que requiere que el paciente sea hospitalizado durante medio día. En raras ocasiones, la muestra tomada no es realmente representativa de la salud de todo el hígado y los resultados también pueden interpretarse de forma diferente según el patólogo. Un Fibroscan evita estos problemas.
(5) Puede monitorizar fácilmente los cambios en la enfermedad hepática
Sin restricción en la frecuencia de uso, un Fibroscan puede monitorizar la progresión, el estancamiento o la regresión de la enfermedad hepática en un individuo tras el diagnóstico. Como la exploración proporciona una medida cuantitativa y precisa del daño hepático, es perfecta para evaluar la eficacia del tratamiento hepático o de los cambios en el estilo de vida.
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La Unidad GI con sede en el Hospital de San Juan y Santa Isabel utiliza instalaciones de última generación y ofrece un servicio de Fibroscan dirigido por un consultor. Esto le da la oportunidad de discutir los resultados directamente con un experto en hígado en el momento del examen.
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Tenemos un equipo de doce gastroenterólogos, cirujanos del tracto gastrointestinal superior e inferior, radiólogos y oncólogos líderes en el mundo que conforman la Unidad GI. Para reservar una cita personalizada con un experto en hígado puede llamarnos al 020 7078 3802 o enviar un correo electrónico a [email protected]