Para que un texto se considere no ficción creativa, debe ser preciso en cuanto a los hechos y estar escrito con atención al estilo y la técnica literaria. «En última instancia, el objetivo principal del escritor de no ficción creativa es comunicar información, al igual que un reportero, pero darle forma para que se lea como ficción». Las formas dentro de este género incluyen la biografía, la autobiografía, las memorias, el diario, la escritura de viajes, la escritura gastronómica, el periodismo literario, la crónica, los ensayos personales y otros ensayos híbridos. Según Vivian Gornick, «las memorias son un relato tomado de la vida, es decir, de sucesos reales, no imaginados, relacionados con un narrador en primera persona que es innegablemente el escritor. Más allá de estos requisitos, tiene la misma responsabilidad que la novela o el cuento: dar forma a una experiencia para que pase de ser un relato de interés privado a uno con significado para el lector desinteresado». El crítico Chris Anderson afirma realmente que el género puede entenderse mejor dividiéndolo en dos subcategorías -el ensayo personal y el ensayo periodístico-, pero el género se define actualmente por su falta de convenciones establecidas.
La crítica literaria Barbara Lounsberry -en su libro The Art of Fact- sugiere cuatro características constitutivas del género, la primera de las cuales es «la temática documentable elegida del mundo real en contraposición a la ‘inventada’ de la mente del escritor». Con esto quiere decir que los temas y acontecimientos tratados en el texto existen de forma verificable en el mundo natural. La segunda característica es la «investigación exhaustiva», que, según ella, permite a los escritores «perspectivas novedosas sobre sus temas» y «también les permite establecer la credibilidad de sus narraciones mediante referencias verificables en sus textos». La tercera característica que, según Lounsberry, es crucial para definir el género es «la escena». Destaca la importancia de describir y revivir el contexto de los acontecimientos en contraste con el típico estilo periodístico de reportaje objetivo. La cuarta y última característica que sugiere es «La buena escritura: un estilo de prosa literaria». «El tema verificable y la investigación exhaustiva garantizan el lado no ficticio de la no ficción literaria; la forma y la estructura narrativas revelan el arte del escritor y, por último, su lenguaje pulido revela que el objetivo ha sido siempre la literatura»
La no ficción creativa puede estructurarse como las narraciones de ficción tradicionales, como ocurre con la historia de amor y pérdida de Fenton Johnson, Geography of the Heart, y con Rescuing Patty Hearst, de Virginia Holman. Cuando las obras de no ficción creativa siguen un arco argumental, se denominan a veces no ficción narrativa. Otros libros, como This Is Your Brain on Music y The World in Six Songs de Daniel Levitin, utilizan elementos de impulso narrativo, ritmo y poesía para transmitir una calidad literaria. La no ficción creativa a menudo escapa por completo a los límites tradicionales de la narrativa, como sucede en las bromas agridulces del ensayo de Natalia Ginzburg, «Él y yo», en el hipnótico recorrido de John McPhee por Atlantic City, En busca de Marvin Gardens, y en los ensayos lúdicos y experimentales de Ander Monson en Neck-Deep and Other Predicaments.
Los escritores de no ficción creativa han adoptado nuevas formas de formar sus textos -incluyendo las tecnologías en línea- porque el género lleva por sí mismo a la gran experimentación. Han surgido docenas de nuevas revistas -tanto impresas como en línea- que incluyen la no ficción creativa de forma destacada en sus ofertas.