El meltdown es una de las formas en que las personas autistas experimentan el síndrome de adaptación general, que es la forma normal del cuerpo humano de resistir a los estresores dañinos o aparentemente dañinos de su entorno.
Las personas neurotípicas y autistas tienen la misma respuesta fundamental a los estresores. Cuando las personas reconocen algo como dañino, se alarman. Sus cerebros y cuerpos segregan combinaciones de sustancias químicas que las personas suelen reconocer como emociones. Esas emociones, a su vez, impulsan a las personas a tomar medidas destinadas a hacer frente a la amenaza. Si se ignoran estas emociones, entonces se acumulan hasta que impulsan a la persona que las experimenta a luchar o huir de la amenaza.
Algunas personas autistas afirman que sienten demasiado las cosas, pero tienen problemas para expresar esas emociones de una manera que los demás puedan entender. Según los psicólogos, las personas autistas también pueden tener problemas para reconocer sus propios sentimientos, y puede que no se den cuenta de que una emoción fuerte como la ira se está acumulando en su interior. Esos sentimientos pueden acumularse hasta provocar un estallido.
Las crisis y el procesamiento sensorial
Si tus crisis o las de tu hijo se producen a menudo en zonas con mucho movimiento, sonido, luz, olor o tacto, entonces podrían ser provocadas por una sobrecarga sensorial. La terapia ocupacional puede ayudar a aumentar la tolerancia a los estímulos sensoriales fuertes. Las personas del Espectro suelen tener problemas en lugares como aeropuertos, tiendas de comestibles, cafeterías, zonas concurridas como estaciones de tren, cocinas concurridas, asambleas escolares, etc.
Cómo se sienten las crisis nerviosas
La escritora autista Cynthia Kim describe las crisis nerviosas en detalle en su artículo «Anatomía de una crisis nerviosa». Los padres pueden beneficiarse de la lectura de este artículo.
Las crisis pueden ser desencadenadas por la ansiedad, la ira, la frustración, la sobrecarga, el estrés o el miedo. La persona autista siente que ya no puede controlar nada y puede romper a llorar, gritar o autolesionarse. Las crisis son impulsadas por el dolor psicológico. La persona autista no disfruta derritiéndose y odia hacer una escena, por lo que tratarla con desprecio sólo la empeorará.
Tres fases
Los autores Brenda Smith Myles y Jack Southwick, que escribieron El síndrome de Asperger y los momentos difíciles: Practical Solutions for Tantrums, Rage and Meltdowns (El síndrome de Asperger y los momentos difíciles: soluciones prácticas para las rabietas, la ira y las crisis) utilizan la frase «ciclo de la ira» para describir lo que ocurre cuando una persona autista se enfada. «Ciclo de la rabia» es en cierto modo un término erróneo, porque las rabietas pueden producirse debido a la frustración, el estrés, la sobrecarga o la ansiedad.
Myles y Southwick desglosan el «ciclo de la rabia» en tres pasos, que se corresponden (aunque no lo digan) con las tres etapas del síndrome de adaptación general;
- Rumor: Las personas cercanas se dan cuenta de que algo va mal y está a punto de estallar. El niño muestra una acumulación de emociones con palabras (gritos, ruidos sin sentido), comportamientos estereotipados (inquietud, balanceo) y movimientos (paseos, caminar en círculos). Corresponde a la fase de alarma del síndrome general de adaptación, en la que el niño reconoce consciente o inconscientemente una amenaza, pero aún no lucha ni huye.
- Furia: El autista pierde el control. Puede empezar a gritar, llorar, agitarse o golpearse. Esto corresponde a la fase de resistencia del síndrome general de adaptación, en la que el niño pasa a la acción para combatir la amenaza que supone el antecedente (como el comportamiento aberrante de los padres).
- Recuperación: Después de la explosión, la persona autista se retira. Puede buscar un tiempo a solas, dormirse, intentar fingir que no ha pasado nada o disculparse. Después de una explosión, muchos autistas se sienten avergonzados y culpables por hacer una escena. Esto se corresponde con la fase de agotamiento del síndrome general de adaptación, en la que el niño ya no puede mantener la resistencia a la amenaza percibida.
Estas tres etapas también existen en los adultos, pero el «estruendo» y la «rabia» suelen estar más interiorizados. «La recuperación» es muy parecida.
Los psicólogos son propensos a etiquetar erróneamente el comportamiento adaptativo de los autistas como puramente emocional, porque el autismo se asocia con un coeficiente intelectual más bajo como una llamada «discapacidad del desarrollo». Según los psicólogos, las personas con síndrome de Asperger pueden mostrar los mismos síntomas.
Cómo lidiar con los Meltdowns (para los padres)
- No intente evitar que su hijo estimule. La estimulación ayuda a su hijo a hacer frente a los estímulos sensoriales dolorosos y a controlar sus emociones.
- No intente contener a su hijo. Dado que el instinto de huida de su hijo se ha disparado, puede defenderse instintivamente y posiblemente causarse a sí mismo o a usted lesiones graves. Los niños autistas no son intrínsecamente violentos y es poco probable que dañen a otros si se les da el espacio que necesitan.
- Recuerde que su hijo tampoco disfruta de las crisis. Probablemente se sientan profundamente avergonzados por perder el control y atraer una atención no deseada.
- Averigüe qué desencadena las crisis y trate de minimizar esos desencadenantes en el entorno. Si no se pueden evitar los desencadenantes, elabore un plan de acción para ayudar a que el día sea divertido para todos.
- Si su hijo tiene un comportamiento autolesivo, hable con él sobre cuál podría ser una forma de estimulación menos dañina. Por ejemplo, golpearse la cabeza podría sustituirse por sacudirla enérgicamente, golpear las paredes podría sustituirse por un saco de boxeo y morderse a sí mismo podría sustituirse por morder un juguete masticable.
- Hable con su hijo sobre las formas de prevenir y mejorar las crisis. ¿Los abrazos de oso les ayudarían a calmarse, o el contacto empeoraría las cosas? Cuál sería un buen plan de salida si el niño siente que se avecina una crisis? Discutir las estrategias con su hijo le ayudará a sentir que tiene el control y a aprender a sobrellevar la situación.
- Asegure a su hijo que no es una carga ni una vergüenza.
- Si un entorno sensorial le resulta abrumador, no intente «aguantar». Empeorará los síntomas.
- Altere sus rutinas para evitar los desencadenantes de las crisis cuando pueda. Por ejemplo, si una tienda de comestibles abarrotada de gente es difícil de manejar, intente ir por la mañana temprano, cuando hay menos gente.
- Estimulaciones calmantes como balancearse, pasearse y agitar las manos pueden ayudar a prevenir una crisis nerviosa.
- Si es posible, retírese de la situación y encuentre un lugar tranquilo donde pueda relajarse. Algunas personas autistas descubren que sentarse solas en una habitación y escuchar su música favorita les ayuda.
- Discuta con antelación cuáles son sus necesidades y desencadenantes para que las personas que le rodean sepan qué hacer.
- Intente desarrollar una señal de mano con amigos o miembros de la familia para comunicar que siente que se aproxima una crisis.
- Si una crisis es provocada por una sobrecarga sensorial, puede ayudar a calmarse en una habitación oscura y tranquila.
- Recuerde que no es una mala persona por fundirse. No hay nada fundamentalmente malo en ti.
- Para sentirte mejor después, pasa un tiempo tranquilo con un interés especial (dibujar, escribir en un blog, leer sobre gatos, etc.)
- Lee Cómo evitar las crisis y Cómo hacer un rincón para calmarse de WikiHow.
- Entendiendo el autismo parte tres – cómo manejar una crisis por la artista de cómics autista Rebecca Burgess.
Cómo lidiar con las crisis (para personas autistas)
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