‘Soy demasiado joven para tener cáncer de mama’
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Por Vanessa Miller
Ciudad de Iowa – Un porcentaje cada vez mayor de mujeres jóvenes están contrayendo cáncer de mama – siendo las tasas entre las veinteañeras las que más rápido aumentan, según una nueva investigación dirigida por la Universidad de Iowa.
Aunque el número total de mujeres afectadas en ese rango de edad sigue siendo muy inferior al de otros grupos de edad, la tasa de mujeres de 20 a 29 años diagnosticadas de cáncer de mama en estadios 1 a 3 aumentó unos 2 puntos porcentuales al año durante el periodo de estudio de 15 años, según la investigación publicada en el número de septiembre de la revista Journal of the National Cancer Institute Cancer Spectrum.
Las tasas de cáncer de mama de las mujeres de 30 a 40 años también aumentaron entre 2000 y 2015, aunque no tan rápido, subiendo unos 0,3 puntos porcentuales al año.
El estudio no solo analizó las tasas de incidencia sino también las de supervivencia y descubrió que, además de registrar el mayor aumento porcentual anual, las veinteañeras diagnosticadas tenían tasas de supervivencia a 10 años más bajas que sus compañeras de 30 a 40 años.
Las razones de los peores resultados podrían ser múltiples e incluir que las mujeres más jóvenes a menudo experimentan retrasos en el diagnóstico y la atención, en parte porque el cribado del cáncer de mama es menos común entre ese grupo de edad.
Según los investigadores, los médicos podrían sospechar menos de la malignidad en las pacientes más jóvenes, incluso cuando se presentan en la clínica con un bulto en la mama.
Detectar el crecimiento canceroso en las mujeres más jóvenes también puede ser más difícil debido a su tejido mamario denso, según el autor principal del estudio, el profesor de epidemiología de la UI Paul Romitti.
Romitti dijo que los hallazgos podrían tener importantes implicaciones clínicas y de autocuidado, fomentando una mayor educación y autocomprobación a una edad más temprana.
«Tratar de evitar retrasos en la atención con estas mujeres», dijo Romitti. «Tengan en cuenta que, como tradicionalmente no se someten a exámenes de detección, asegúrense de que cuando las pacientes informen de un bulto en el pecho, se compruebe.»
‘Soy demasiado joven’
Brooke McKinnon, de Coralville, dijo que se alegra de que su médico lo haya hecho, cuando el pasado diciembre acudió a su cita anual de ginecología. A sus 27 años, la graduada de la UI y entrenadora de atletismo de los Hawkeye aún no se había hecho una mamografía.
Pero durante su cita, la doctora detectó un bulto y -dado que a la madre de McKinnon le habían diagnosticado cáncer de mama no hacía ni dos años- la doctora la animó a hacerse un examen completo, al tiempo que intentaba calmar sus nervios.
«Me dijo: ‘Sabes, a las mujeres jóvenes a veces les salen quistes en los pechos’. Le dijo: ‘No te pongas nerviosa, pero vamos a comprobarlo'», dijo McKinnon.
Esa tranquilidad cautelosa se infiltró en el pensamiento de McKinnon mientras esperaba cuatro largas semanas entre esa cita original y el momento en que podían llevarla a realizar más imágenes y pruebas.
«Me convencí a mí misma de que soy demasiado joven para tener cáncer de mama y de que esto no es cáncer y de que estaré bien», recuerda.
Pero los resultados de la ecografía y la biopsia revelaron que McKinnon -a pesar de su corta edad- sí tenía cáncer: carcinoma ductal invasivo de grado 1B. Recibió la llamada un lunes por la mañana y esa tarde ya tenía cita con el cirujano de mama.
Diseñaron un plan para una lumpectomía y más pruebas, y justo después de Navidad se enteró de que su cáncer no se había extendido y, por tanto, se consideraba en fase 1.
«Fue la mejor noticia que se podía recibir», dijo.
McKinnon aún soportó la quimioterapia y sigue sometiéndose a la terapia hormonal -en la que sus células cancerosas crecieron en respuesta al estrógeno y la progesterona-.
Ser premenopáusica complica el tratamiento para las pacientes más jóvenes, especialmente para aquellas que, como McKinnon, no han tenido hijos pero quieren tenerlos.
«Tener mi propio hijo es muy importante para mí, así que hice una FIV (fecundación in vitro) incluso antes de empezar la quimioterapia», dijo.
Cuando le diagnosticaron a McKinnon, estaba comprometida, con una fecha de boda prevista para el próximo verano. Consiguieron un embrión de la FIV, y ella tomó un medicamento para proteger sus ovarios durante el tratamiento del cáncer – con la esperanza de poder concebir sin FIV en el futuro.
Después de la radioterapia de seguimiento, McKinnon está libre de cáncer y tiene un buen pronóstico, por no hablar de la boda que tiene prevista para junio.
Descubrir que su grupo de edad está contrayendo cáncer de mama a un ritmo más rápido que otros, dijo, fue «impactante»
«Es inquietante», dijo.
‘Estar alerta’
La investigación de la UI -además de evaluar las tasas de incidencia y supervivencia por rango de edad- analizó los diferentes tipos de cáncer de mama y las variaciones por raza y etnia.
Las tasas de supervivencia eran más bajas entre las que se identificaban como negras no hispanas e hispanas, en comparación con las blancas no hispanas y las asiáticas/isleñas del Pacífico.
Algunas de esas diferencias podrían estar ligadas a las variaciones en el acceso a la atención sanitaria, según Romitti, que continúa su investigación centrándose en las mujeres de Iowa con la esperanza de identificar los factores vitales que podrían contribuir a las tasas de incidencia y supervivencia.
Pero basándose en lo que ha encontrado esta investigación inicial, su colega y coautora en la Facultad de Medicina de Wake Forest, Alexandra Thomas, subrayó que los médicos deberían rechazar las suposiciones de que las mujeres más jóvenes con bultos en los pechos no tienen cáncer.
«Queremos que los médicos estén alertados sobre la creciente incidencia del cáncer entre esta población», dijo Thomas.