Seamos francos: Todo el mundo es inseguro hasta cierto punto. Incluso los hombres que parecen tenerlo todo resuelto -los que tienen abdominales y una gran cabellera- reciben algún golpe ocasional en su ego. Tienen miedos y temores, y de vez en cuando, una ansiedad que les paraliza, aunque no lo demuestren. Pero esta historia no trata de aparentar confianza. Se trata de abordar sus incertidumbres y encontrar soluciones a las inseguridades que le impiden tener éxito en todo su potencial en su trabajo y en sus relaciones.
Aquí, Todd Byrd, un consejero centrado en ayudar a los hombres a lidiar con las luchas de la vida y las dificultades exclusivas de ellos, como las preocupaciones sobre las relaciones, los problemas de los hombres, la depresión y la ansiedad, ha esbozado ocho de las preocupaciones más comunes con las que los clientes acuden a él, y las formas de combatirlas.
Inseguridad 1: Estabilidad en la relación
El problema: En una relación pasada, si has engañado a tu novia o has sido engañado por ella, puedes sentirte impotente (sí, incluso si eres tú el que ha engañado). «Si se ha producido una violación de la confianza por infidelidad emocional o física y se ha descubierto la tapadera, suele haber una inseguridad impulsada por una sensación de pérdida de control: ¿Cómo voy a compensar el daño que he hecho? ¿Cómo puedo conseguir que vuelva a confiar en mí? O bien, ¿podré perdonarla realmente? Esas son las preguntas que escucho de los clientes», dice Byrd.
La solución: Nunca avanzarás ni tendrás una sensación de estabilidad en tu relación si sigues insistiendo en un problema, en lugar de abordarlo de frente o superarlo. «A veces se necesita un tiempo para permitir que tu cerebro se reconecte para adaptarse a una nueva forma de pensar», dice Byrd. Pero si ambos quieren que la relación funcione, vocalizan e identifican por qué ocurrió la infidelidad en primer lugar, y hacen un plan para seguir adelante y atender las necesidades, deseos y anhelos del otro, deberían estar en un camino que los haga sentir respetados para que una persona no esté comandando a la otra.
Inseguridad 2: Seguridad laboral
El problema: «En la cultura occidental, gran parte de la identidad de un hombre está ligada a lo que hace para ganarse la vida», dice Byrd. En cada fiesta o reunión social en la que conozcas a gente nueva, fíjate que una de las principales preguntas que te harán es «¿A qué te dedicas?» «El miedo a no estar a la altura de las expectativas de un empleador, a quedarse repentinamente sin empleo y la angustia por su seguridad laboral en el futuro son formas en las que se manifiesta esta inseguridad», dice Byrd.
La solución: «Es importante identificar cuidadosamente todos los factores que contribuyen a su inseguridad, determinar hasta qué punto la inseguridad está arraigada en el pensamiento racional y razonable frente a la irracionalidad, y establecer un reencuadre de la conversación para que pueda ver la situación desde una perspectiva diferente, más sana y más amplia», recomienda. Si estás en un campo que no te gusta, da los pasos necesarios para dedicarte a otra cosa -aunque no tenga el mismo nivel de estatus o compensación percibidos.
Inseguridad 3: Seguridad financiera
El problema: ¿Cómo son los próximos cinco, diez o veinte años? Qué te depara el futuro? Pues bien, en tu vida familiar, estas preguntas pueden ser increíblemente desalentadoras. «Los cambios en el estado de la relación -pasar de salir con alguien a estar comprometido o comprometido a estar casado, y la adición de hijos, son momentos en los que el nivel de seguridad emocional de un hombre está sujeto a amenazas», dice Byrd. Ser proveedor de una esposa y una familia es increíblemente estresante.
La solución: Desarrollar estrategias de afrontamiento que ayuden a equilibrar la planificación del futuro y la vida en el presente para que la incertidumbre no sea abrumadora. «La meditación de atención plena es mi técnica preferida para ayudar a los clientes a notar o reconocer los pensamientos negativos intrusivos y luego volver a conectarse con el momento presente sin que su proceso de pensamiento sea secuestrado por la inseguridad», dice Byrd. Pruébalo tú mismo con nuestra guía: La guía de un atleta para la meditación consciente.
Inseguridad 4: Imagen corporal
El problema: no estás contento con tu altura, tu físico o tu apariencia. «Estas preocupaciones suelen estar relacionadas con una percepción de inferioridad», dice Byrd. La raíz del problema puede provenir de una preferencia cultural o una norma social que fomenta el pensamiento negativo sobre tu atractivo.
La solución: «Hablo con los clientes sobre lo que llamo el ‘Juego de Comparación y Contraste’, en el que nos enfrentamos a los demás, encontrándonos a veces en una posición superior, ganadora, o, más a menudo, encontrándonos en una posición inferior, perdedora», dice Byrd. El objetivo es la autoaceptación. No puedes cambiar tu cara o tu estatura, pero puedes entrenar para esculpir un físico más delgado. Sólo asegúrate de que estás tomando decisiones porque te hacen feliz y saludable, no porque sientas la presión de parecerte a un modelo de fitness.
Inseguridad 5: Intimidad emocional
El problema: ¿Eres un fechador en serie que rompe con cada mujer que podría ser una pareja seria para toda la vida? Ser honesto y vulnerable en una relación es un problema muy común para los chicos. «A veces está relacionado con un comportamiento o un pasado reservado y vergonzoso, y a veces está relacionado con los patrones de la familia de origen cuando un hombre creció en un lugar donde no se reconocían o expresaban las emociones», dice Byrd. Cuando le pide que comparta sus sentimientos o incluso lo que está pensando sobre la relación o una experiencia particular, puede sentirse como una amenaza a su seguridad y bienestar emocional.
La solución: «Con estos clientes, hablo de la importancia de la intimidad emocional y de cómo estamos diseñados y construidos para la conexión: para conocer y ser conocidos por los demás», dice Byrd. Va a requerir práctica, confianza y tiempo; pero todo el mundo es capaz de este tipo de conexión».
Inseguridad 6: Contratiempos físicos
El problema: «Cuando una lesión o enfermedad tiene un impacto en su función física, perjudicando el trabajo, las relaciones o los pasatiempos, a menudo surgirá la inseguridad emocional», dice Byrd. Si te revientas la rodilla durante una sesión de sprint o te lesionas el hombro en el gimnasio, recuerda que estos contratiempos no son permanentes; no es el fin de tu mundo.
La solución: «Reformula tu experiencia actual para identificar las cosas sobre las que sí tienes control», recomienda Byrd. «La búsqueda de una ‘nueva normalidad’, por así decirlo, suele ser útil para los hombres». Si su lesión significa que tiene que abstenerse de realizar una actividad física ardua durante unos meses, retome una nueva disciplina, como el yoga o la meditación trascendental.
Inseguridad 7: No cumplir las expectativas
El problema: «Las expectativas no cumplidas pueden ser venenosas», dice Byrd. Las exigencias que te impones a ti mismo y las que te marcan tus superiores pueden hacerte sentir como si estuvieras constantemente en una carrera para rendir. Pero la mayoría de las veces, estos altos estándares sólo se encuentran con la decepción, el resentimiento y la sensación de que no eres capaz, lo que no es el caso.
La solución: Si estás en el extremo receptor del resentimiento de otra persona, o incluso de la ira, entonces empezarás a albergar algunas inseguridades, dice Byrd. Sé dueño de tus propias expectativas, porque eso es lo único que puedes controlar en este escenario. «Céntrate en atender tu parte, y sólo tu parte», recomienda Byrd. Si estás poniendo el listón demasiado alto en la oficina o en el gimnasio, trabajando sin descanso para cumplir algún objetivo poco realista para ti, relájate, sé realista y adopta un enfoque más saludable para mantener el equilibrio en todos los aspectos de tu vida.
Inseguridad 8: Exhibir emociones
El problema: «Se trata de una forma más amplia y general de inseguridad emocional que no está desencadenada por ninguna mala experiencia en las relaciones interpersonales cercanas», dice Byrd. Algunos chicos simplemente se sienten muy incómodos exhibiendo emociones o recibiendo muestras de afecto de otra persona con su familia (su madre, su padre, etc.). Puede que le cueste empatizar con sus amigos o hacer verdaderas amistades y conexiones con la gente.
La solución: «Normalmente esto está relacionado con experiencias negativas con la muestra de emociones o con mensajes poco útiles sobre las emociones en su propia familia», explica Byrd. Así que la solución consiste en romper el ciclo y abrirse poco a poco, volviéndose menos resistente a las emociones estereotípicamente vulnerables como la tristeza, el amor y la simpatía. En la sociedad, los hombres son más propensos a insistir en las emociones negativas, unas aparentemente más masculinas como la ira y el orgullo. Deja que la gente entre, derriba poco a poco esos muros y empieza a entender tu aversión a ser emocional.
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