1300 a.C.
Mucho antes de nuestra era la cáscara de vaca se utilizaba como medio de pago y se consideraba un símbolo de riqueza y poder. Este uso monetario continuó hasta el siglo XX. Las dos variedades principales son la cypreae moneta y la cypraea annulus, y tienen todas las características que podríamos esperar de una moneda: durabilidad, comodidad, divisibilidad, además de ser fácilmente identificables. En comparación con los alimentos, que son perecederos, y las plumas, que pueden ser dañadas por las alimañas, las cáscaras de vaca pueden soportar una manipulación frecuente y son pequeñas y fáciles de transportar. Al tener casi siempre la misma forma y tamaño, también podían contarse o simplemente pesarse para determinar el valor de un pago. Eran aceptadas en Asia, África, Oceanía e incluso en algunas partes de Europa. Los rastros más antiguos de su uso como moneda se encuentran en objetos de bronce desenterrados en China, que datan del siglo XIII a.C. Por otra parte, los caracteres chinos de ciertas palabras con una fuerte connotación económica (por ejemplo, dinero, moneda, comprar, valor) también se asemejan a las bayas de vaca.
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