Los frailes dominicos forman parte de una familia más amplia de sacerdotes y hermanos, monjas contemplativas, hermanas activas y laicos dentro de la Iglesia católica que trabajan juntos para llevar a cabo la misión dominicana de evangelizar, enseñar y predicar a Cristo Camino, Verdad y Vida. Nos llamamos Orden de Frailes Predicadores. Esto no significa que seamos mejores predicadores que otros. Significa que estamos especialmente comprometidos con la predicación de la verdad sobre Dios y sobre la humanidad. Creemos que esta verdad nos ayudará a vivir y amar más plenamente.
Hay unos 6.500 frailes que viven y trabajan en más de 100 países divididos en más de 41 provincias. Cada fraile está asignado a una provincia en particular que consiste en comunidades (conocidas como prioratos) dedicadas a predicar el evangelio de Cristo a través de la oración, el estudio y el servicio. Australia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón forman el territorio de la Provincia de la Asunción.
El fraile dominico está consagrado a la misión de irradiar la luz de la Verdad a lo largo y ancho de un mundo sediento de las aguas de la sabiduría. Los dominicos todavía se ajustan a la descripción dada por el Papa Honorio III en el siglo XIII: «Campeones de la fe y verdaderas luces del mundo». «Los lemas de la Orden – «Veritas» (Verdad) y «Laudare, Benedicere, Praedicare» (Alabar, bendecir y predicar)- se han transmitido a cada generación desde los inicios de la Orden. En la liturgia dominicana medieval desarrollada durante los primeros cincuenta años tras la fundación de la Orden en 1216, los frailes rezaban lo siguiente en el prefacio de las misas celebradas en honor de la Santísima Virgen María: «Es verdaderamente justo y apropiado y salvador darte gracias siempre y en todo lugar, santo Señor, Padre todopoderoso, Dios eterno; y que en esta fiesta de la Santísima María te alabemos, bendigamos y prediquemos con ánimo exultante». Los frailes nunca han dejado de alabar, bendecir y predicar a Cristo Verdad.
La Orden Dominicana tiene ya más de 800 años. El Año Jubilar de la Misericordia 2016 anunciado por el Papa Francisco coincidió con la celebración del Jubileo de los 800 años de la confirmación de la Orden. Esta coincidencia providencial refleja que el predicador de la gracia es también un predicador de la misericordia de Dios. El Maestro de la Orden, fr. Bruno Cadoré, en su carta para el Jubileo, recordó a los hermanos que cuando los dominicos profesan sus votos, piden la misericordia de Dios y la misericordia de los hermanos. Creemos que esta verdad sobre la misericordia de Dios nos ayudará a vivir y amar como predicadores de la alegría.