El siglo XIX fue testigo de un marcado aumento del entusiasmo por el deporte en todo el mundo, así como del interés por el concepto de los antiguos Juegos Olímpicos.
Después de varios festivales deportivos a pequeña escala en toda Europa, el historiador francés Pierre de Coubertin (en la foto de abajo) desarrolló el concepto de un evento multinacional y multideportivo. Tras crear el Comité Olímpico Internacional (COI), los primeros Juegos modernos se celebraron en Atenas -la sede de los antiguos Juegos- en abril de 1896.
El evento de 1896 fue un verdadero éxito, con más de 80.000 espectadores que asistieron a la ceremonia de apertura en el Estadio Panatenaico. Se presentaron unos nueve deportes, pero esto se amplió a 19 deportes cuatro años más tarde en París – con los primeros eventos ecuestres teniendo lugar entre ellos, incluyendo Salto, Salto de Altura, Salto de Longitud y Conducción de Carros de Correo. Otra de las pruebas fue la de caballos de tiro y caza, en la que los jinetes actuaban en llano al paso, al trote, al galope y al galope de mano, y luego saltaban dos vallas bajas.
Las pruebas de salto se celebraron en París el 29 de mayo, y el belga Aimé Haegeman ganó la medalla de oro en salto y su compatriota Constant van Langhendonck quedó primero en salto de longitud. La competición de salto de altura fue ganada por el francés Dominique Gardères y el italiano Gian Giorgio Trissino.
No hubo eventos ecuestres en los Juegos de 1904 en San Luis, y tampoco se celebraron en los Juegos de 1908 en Londres a pesar de que los planes iniciales para las disciplinas modernas de Doma Clásica, Concurso de Equitación y Salto se acordaron en 1906. Finalmente, los organizadores no pudieron organizar las pruebas ni en el estadio principal de la Ciudad Blanca ni en el Olympia Hall y los planes se cancelaron.
1912: Un tiempo sueco para los anfitriones
Quizás el primer héroe olímpico verdadero de la hípica fue el conde Clarence von Rosen, el Maestro del Caballo del rey sueco, que era miembro del COI y se aseguró de que los deportes ecuestres fueran una parte clave de los Juegos de 1912 en Estocolmo. De hecho, la candidatura de la capital sueca para albergar los Juegos incluía la promesa de incluir la Doma Clásica, las Pruebas de Salto y el Salto de Obstáculos, teniendo en cuenta el probable atractivo para los representantes militares.
10 naciones y más de 60 jinetes participaron en las pruebas ecuestres, con algunos competidores que viajaron desde lugares tan lejanos como Chile y Estados Unidos. Más de 25.000 espectadores presenciaron las pruebas que se celebraron en el nuevo Estadio Olímpico, y los aficionados suecos tuvieron mucho que celebrar.
El francés Jean Cariou (arriba) fue el primer medallista de oro en salto, al saltar a la gloria con Mignon. Sin embargo, la afición local se alegró de que Suecia consiguiera el oro por equipos, por delante de Francia y Alemania. El recorrido constaba de 15 obstáculos, cuatro de los cuales debían saltarse dos veces, con una altura máxima de 1,4 m.