Jacob es el nieto de Abraham y presentado en la historia bíblica de Jacob y Esaú. Después de 7 años de servicio, el tío de Jacob, Labán, lo engañó para que se casara con su hija mayor, Lea. Labán hizo entonces que Jacob trabajara otros 7 años antes de poder casarse con su hija menor Raquel, que había sido la primera elección de Jacob para su novia (Génesis 29:18-30).
Jacob se casa con Lea y Raquel
Génesis 29:14-30 – 14 Entonces Labán le dijo: «Tú eres de mi propia sangre». Después de que Jacob se quedó con él todo un mes, 15 Labán le dijo: «Sólo porque eres pariente mío, ¿debes trabajar para mí a cambio de nada? Dime cuál debe ser tu salario». 16 Labán tenía dos hijas: la mayor se llamaba Lea y la menor Raquel. 17 Lea tenía los ojos débiles, pero Raquel tenía una hermosa figura y era bella. 18 Jacob estaba enamorado de Raquel y dijo: «Trabajaré para ti siete años a cambio de tu hija menor, Raquel». 19 Labán dijo: «Es mejor que te la dé a ti que a otro hombre. Quédate aquí conmigo». 20 Así que Jacob sirvió siete años para conseguir a Raquel, pero le parecieron sólo unos días debido a su amor por ella. 21 Entonces Jacob le dijo a Labán: «Dame a mi esposa. Mi tiempo se ha cumplido, y quiero hacer el amor con ella». 22 Entonces Labán reunió a toda la gente del lugar y dio un banquete. 23 Cuando llegó la noche, tomó a su hija Lea y la llevó a Jacob, y éste le hizo el amor. 24 Y Labán le dio a su hija su sierva Zilpá como ayudante. 25 Cuando llegó la mañana, allí estaba Lea. Entonces Jacob dijo a Labán: «¿Qué es lo que me has hecho? Te he servido por Raquel, ¿no es así? ¿Por qué me has engañado?» 26 Labán respondió: «No es nuestra costumbre aquí dar en matrimonio a la hija menor antes que a la mayor. 27 Termina la semana nupcial de esta hija; entonces te daremos también a la menor, a cambio de otros siete años de trabajo.» 28 Y Jacob así lo hizo. Terminó la semana con Lea, y luego Labán le dio a su hija Raquel para que fuera su esposa. 29 Labán le dio a su hija Raquel a su sierva Bilhah como su asistente. 30 Jacob también hizo el amor a Raquel, y su amor por Raquel fue mayor que su amor por Lea. Y trabajó para Labán otros siete años.
Comentario bíblico sobre Jacob y Raquel
El siguiente es el comentario bíblico de Matthew Henry:
Génesis 29:9-14 – Vea la humildad y la laboriosidad de Raquel. Nadie tiene que avergonzarse de un trabajo honesto y útil, ni debe ser un obstáculo para el ascenso de nadie. Cuando Jacob comprendió que ésta era su pariente, estuvo muy dispuesto a servirla. Labán, aunque no tenía el mejor humor, le dio la bienvenida y se sintió satisfecho con el relato que Jacob hizo de sí mismo. Si bien evitamos estar tontamente dispuestos a creer todo lo que se nos dice, debemos cuidarnos de ser descaradamente suspicaces.
Génesis 29:15-30 – Durante el mes que Jacob pasó como huésped, no estuvo ocioso. Dondequiera que estemos, conviene emplearnos en algún negocio útil. Labán deseaba que Jacob continuara con él. No hay que imponer relaciones inferiores; es nuestro deber recompensarlas. Jacob dio a conocer a Labán el afecto que sentía por su hija Raquel. Y no teniendo bienes terrenales con los que dotarla, le promete siete años de servicio El amor hace que los servicios largos y duros sean cortos y fáciles; de ahí que leamos sobre el trabajo del amor, (Hebreos 6:10). Si sabemos valorar la felicidad del cielo, los sufrimientos de este tiempo no serán nada para nosotros. Una edad de trabajo será como unos pocos días para los que aman a Dios y anhelan la aparición de Cristo. Jacob, que había impuesto a su padre, es impuesto por Labán, su suegro, con un engaño similar. En este caso, por muy injusto que fuera Labán, el Señor era justo: véase (Jueces 1:7). Incluso los justos, si dan un paso en falso, a veces son recompensados así en la tierra. Y muchos que, como Jacob, en su matrimonio no son decepcionados en la persona, pronto se encuentran, para su desgracia, decepcionados en el carácter. La elección de esa relación debe hacerse con buen consejo y reflexión por ambas partes. Hay razones para creer que la excusa de Labán no era cierta. Su manera de resolver el asunto empeoró la situación. Jacob se vio arrastrado a la inquietud de multiplicar las esposas. No podía rechazar a Raquel, pues la había desposado; menos aún podía rechazar a Lea. Todavía no existía un mandato expreso que prohibiera casarse con más de una esposa. En los patriarcas era un pecado de ignorancia; pero no justificará una práctica semejante ahora, cuando la voluntad de Dios es claramente conocida por la ley divina, (Levítico 18:18), y más plenamente desde entonces, por nuestro Salvador, que un hombre y una mujer (1 Corintios 7:2).