Cuidados del paciente. Los recién nacidos de bajo peso y de muy bajo peso requieren cuidados y apoyo especiales, preferiblemente en una unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), hasta que ganen suficiente peso y los bebés hayan madurado y sean capaces de desarrollarse sin sistemas de apoyo elaborados.
En el momento del parto, ya sea por cesárea o vaginal, debe estar presente un equipo neonatal cualificado para proporcionar cuidados inmediatos. Una vez completadas las medidas de reanimación bajo un calentador radiante y estabilizado el recién nacido, el traslado a la UCIN se realiza sin interrumpir las terapias de calentamiento y oxígeno.
Entre los problemas asociados al bajo peso al nacer se encuentran la hipotermia, la dificultad respiratoria, la hiperbilirrubinemia, el desequilibrio de líquidos y electrolitos, la susceptibilidad a las infecciones y los problemas de alimentación.
Los recién nacidos y lactantes de muy bajo peso corren un riesgo importante de sufrir hipotermia debido a su pequeña masa corporal, su gran superficie, su piel fina, sus mínimos tejidos subcutáneos y su postura. La termorregulación se consigue mediante el uso de una incubadora estándar o un calentador radiante. Los calentadores radiantes tienen la ventaja de ser accesibles para los cuidadores y de mejorar la visibilidad del bebé. Su principal desventaja es el aumento de la pérdida insensible de agua.
El síndrome de dificultad respiratoria neonatal es la principal causa de muerte en los recién nacidos. La atelectasia puede provocar hipoxemia y niveles elevados de dióxido de carbono en suero y todos los problemas relacionados con un intercambio de gases inadecuado. El tratamiento de la hiperbilirrubinemia sigue siendo un reto debido a la falta de consenso sobre el nivel de concentración de bilirrubina sérica a partir del cual debe iniciarse la terapia, el diagnóstico incierto del kernicterus y el conocimiento actualmente limitado de la barrera hematoencefálica. Se cree que estos lactantes corren un riesgo crítico de sufrir daños cerebrales relacionados con la bilirrubina a partir de concentraciones séricas tan bajas como 6 a 9 mg/dl. La fototerapia es el tratamiento de elección y puede administrarse de forma profiláctica en algunas instituciones a todos los lactantes que pesen menos de 1000 gramos.
El manejo de la administración de líquidos y electrolitos para mantener el equilibrio adecuado es muy complejo. Los factores que se tienen en cuenta son la proporción del cuerpo, la composición del agua, la función renal y la pérdida insensible de agua. El estado de los fluidos y los electrolitos debe vigilarse estrechamente. La sobrehidratación es un peligro porque se ha implicado en el desarrollo de complicaciones graves como el edema pulmonar, el conducto arterioso persistente y la enterocolitis necrotizante en estos bebés.
Los bebés de bajo peso y de muy bajo peso son especialmente susceptibles a las infecciones porque su sistema inmunológico es deficiente. Además, el equipo y los cuidados relacionados con el soporte respiratorio y nutricional a largo plazo, junto con las frecuentes pruebas de laboratorio, aumentan la exposición a los agentes infecciosos. Las medidas de control de la infección deben cumplirse fielmente. En algunas UCIN se exige el aislamiento inverso para todos los bebés que pesan menos de 1000 gramos.
Dado que la piel de estos bebés es muy permeable y se traumatiza fácilmente, hay que hacer todo lo posible para preservar su integridad. También son esenciales los cuidados rutinarios para preservar la integridad de la piel, la precaución en el uso de pomadas tópicas y preparados antisépticos, y la mínima manipulación.
Al principio, puede ser necesario el apoyo nutricional en forma de nutrición parenteral total hasta que sea posible la alimentación enteral. La alimentación oral suele iniciarse al final de la primera semana de vida. La alimentación gástrica continua a través de una bomba de infusión tiene la ventaja de evitar los vómitos y la aspiración y distensión abdominal que se asocian a las alimentaciones intermitentes de mayores cantidades. La alimentación enteral administrada de este modo incluye leche materna (de donante o de la madre) y fórmulas especiales.
La planificación del alta y los cuidados de seguimiento se inician al ingresar en la UCIN. Hay que evaluar las necesidades individuales de la familia e identificar los recursos comunitarios disponibles. Se proporciona educación y apoyo a los padres durante todo el tiempo que el bebé está en la UCIN. En el momento del alta, los padres deben estar seguros de su capacidad para cuidar del bebé, conocer las fuentes disponibles y ser capaces de utilizar esos recursos al máximo.
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