Sombreros icónicos – El sombrero de Fez
Los sombreros de Fez tienen una larga y complicada historia en Oriente Medio, Europa del Este y el Norte de África. No soy historiador y no estoy del todo familiarizado con los matices del fez en estas partes del mundo. Sin embargo, sí sé esto: para la mayoría de los musulmanes, este sombrero es ahora políticamente incorrecto. Se considera el sombrero de los opresores. Por otro lado, en Marruecos el fez es un símbolo de nacionalismo; históricamente se llevaba como protesta contra la ocupación francesa. Ahora se asocia a la corte real marroquí. El rey de Marruecos, la guardia real, los ministros del gabinete y el personal de palacio llevan fez y son los únicos líderes árabes que lo hacen.
Los orígenes del fez, llamado «tarboosh» por los marroquíes, son discutidos. Algunos afirman que su origen es la antigua Grecia; otros aseguran que procede de los Balcanes. La amplia aceptación del fez se debe a que el Imperio Otomano extendió su influencia (aunque nunca a Marruecos) a principios del siglo XIX. Insistieron en que sus súbditos modernizaran su vestimenta y fomentaron el fez en lugar del turbante. Con la disolución del Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial, otro movimiento hacia la modernización -esta vez mirando hacia el oeste- hizo que el fez fuera ilegal en 1925. (Los sombreros con este tipo de poder y significado son un tema recurrente en la historia). Los hombres que llevaban fez eran encarcelados. Cuando las monarquías fueron derrocadas en Irak, Egipto y Libia, el fez fue condenado por los nuevos regímenes. Muchos hombres, por primera vez, iban con la cabeza descubierta. El nombre «fez» proviene de la ciudad marroquí del mismo nombre. En Fez, Marruecos, se producía el tinte, hecho de bayas carmesí, para colorear el sombrero. El declive de la popularidad del fez ha tenido su efecto también en Marruecos. Su lugar no es muy diferente al del sombrero de copa en el Reino Unido o Estados Unidos. A no ser que se esté vistiendo para una boda o un funeral, o que se asista a un asunto en el palacio real, no es habitual ver a un joven con un fez.
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