Estimado rabino,
Desde la muerte de mi hermano hace siete años, he estado luchando con el concepto del alma. Me gustaría poder creer en ella. Soy de los que necesitan argumentos racionales para convencerme, y parece que el alma es demasiado abstracta para mi mente. Sé que estas cosas no se pueden demostrar científicamente, pero ¿tengo que recurrir a la fe ciega para creer en el alma?
Respuesta:
El dolor de la pérdida de un ser querido es tan profundo porque es definitivo. Nunca se puede reemplazar a una persona que has perdido.
Pero, ¿y si se pudiera?
Imagina que fuera posible clonar a tu hermano fallecido. Se podría crear una réplica genéticamente idéntica que hablara, pensara, mirara y oliera exactamente igual que la persona con la que creciste. Además, ¿qué pasaría si los científicos desarrollaran una forma de preservar y replicar la memoria? Podrían tomar los recuerdos de tu difunto hermano e insertarlos en su clon. Podrías sentarte con tu hermano recién recreado y rememorar experiencias de la infancia y reírte de los buenos tiempos, compartiendo un vínculo que sólo los hermanos pueden establecer.
¿Optarías por esto? Te conformarías con una copia exacta de tu hermano? Se revertiría su muerte al conocer su clon? Acabaría con tu dolor?
No puedo imaginar que la respuesta pueda ser afirmativa. No puedo imaginar que nadie crea de verdad que un clon pueda sustituir a un hermano o hermana, hijo o hija, padre o cónyuge o mejor amigo.
Pero, ¿por qué no? ¿Por qué un modelo renovado sería diferente del original?
Porque falta algo. Este no es tu hermano. Puede que tenga la voz de tu hermano y las expresiones de tu hermano, los modales y la mente y la memoria de tu hermano, pero no tiene el alma de tu hermano. Simplemente no es él.
Eso es el alma. Es lo que te hace a ti, tú. Es el fragmento de D’s que nos hace únicos a cada uno de nosotros. Por encima de tu cuerpo, más allá de tu personalidad, trascendiendo la genética e incluso más profundo que la memoria está el núcleo de tu ser, la esencia inefable que eres tú. A esto lo llamamos tu alma. Es el alma lo que hace que cada persona sea insustituible. Y es el alma de tu hermano lo que echas de menos.
No necesitas pruebas científicas del alma, ni tampoco una fe ciega. Sabes que existe igual que sabes tu propia existencia. Puedes elegir ignorarlo, o recordarlo constantemente. A veces incluso puedes sentirla. Y en esos momentos en los que sientes tu alma, sentirás también el alma de tu hermano.
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