Un nuevo estudio ha relacionado el tratamiento del Helicobacter pylori (H. pylori) con la curación del mal aliento crónico (halitosis) asociado a la dispepsia funcional. El H. pylori es una bacteria que infecta el estómago y se asocia con el cáncer de estómago y la enfermedad ulcerosa. Normalmente, la exposición a la bacteria se produce en la infancia; aunque a menudo está presente sin síntomas, y muchos pueden incluso no saber que tienen una infección.
La dispepsia funcional (DF) es un trastorno crónico de la sensibilidad y el movimiento (peristaltismo) en el tracto digestivo superior. El peristaltismo es el bombeo y la compresión normal hacia abajo del esófago, el estómago y el intestino, que comienza después de la deglución. Llamamos a este trastorno funcional porque no se encuentran anomalías estructurales observables o medibles que expliquen la persistencia de los síntomas. Se desconoce la causa de la dispepsia funcional; sin embargo, varias hipótesis podrían explicar esta afección, aunque ninguna puede asociarse de forma consistente con la DF. La secreción excesiva de ácido, la inflamación del estómago o del duodeno, las alergias alimentarias, las influencias del estilo de vida y de la dieta, los factores psicológicos, los efectos secundarios de la medicación (de fármacos como los antiinflamatorios no esteroideos y la aspirina) y la infección por H. pylori han tenido sus defensores.
La halitosis conlleva un importante estigma social y puede tener un grave impacto en la capacidad de una persona para funcionar con normalidad en la sociedad. Se clasifica en tres grupos distintos:
- Halitosis genuina, de la que puede ser difícil que una persona sea siquiera consciente,
- Pseudohalitosis, en la que una persona cree que emite mal olor bucal pero no es así, y
- halitofobia, que se produce después de un tratamiento exitoso de la halitosis genuina o de la pseudohalitosis e implica que una persona siga creyendo que la tiene.
En el 80-90% de los casos, el origen de la halitosis es la boca (causada por partículas de alimentos en descomposición, células, sangre o componentes químicos de la saliva) y el tratamiento eficaz suele ser en forma de cepillado de dientes o enjuagues especiales.
Publicado en la revista Medical Principles and Practice, un estudio analizó a 18 pacientes (10 hombres y 8 mujeres) que tenían todos ellos dispepsia funcional, halitosis e infecciones confirmadas por H. pylori. Investigaciones muy recientes han demostrado que el H. pylori a veces puede estar presente tanto en la boca como en el estómago, aunque los investigadores de este estudio admiten que no hicieron pruebas específicas para detectar el H. pylori en la boca. Para este estudio, los familiares de los pacientes participantes verificaron la auténtica halitosis. Los investigadores excluyeron específicamente a cualquier persona que estuviera tomando antibióticos, inhibidores de la bomba de protones (IBP), antagonistas de los receptores de histamina 2 (H2RA), AINE o fármacos antihistamínicos.
Después de evaluar la halitosis de los sujetos y otros síntomas relacionados con la dispepsia, los investigadores prescribieron múltiples terapias farmacológicas para erradicar las infecciones por H. pylori. A continuación, volvieron a evaluar los síntomas de los sujetos entre 4 y 6 semanas después de la erradicación y descubrieron que 16 pacientes ya no presentaban halitosis. Además, las terapias con múltiples fármacos dieron lugar a una reducción significativa de la mayoría de los demás síntomas de dispepsia funcional, como el dolor epigástrico, las náuseas y la sensación de saciedad precoz durante las comidas (aunque no la hinchazón).
Este estudio respalda investigaciones anteriores que muestran una relación entre el Helicobacter pylori y la halitosis; sin embargo, dependerá de futuras investigaciones determinar exactamente cómo contribuye el H. pylori contribuye al mal aliento, y si el origen es la infección por H. pylori en la boca y/o el estómago.