Italia y Grecia son la cuna y el origen de muchos de los elementos que conforman la cultura occidental. Entre ellos, los Juegos Olímpicos, pero también pruebas menos ambiciosas, como la carrera de 42.195 metros que hoy es mundialmente conocida. El maratón. Pero, ¿conoces el origen del maratón?
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El origen del maratón: entre el mito, la leyenda y la realidad
La historia del maratón comienza hace muchos años en Atenas. El mito dice que el nombre de Maratón proviene de la leyenda de Filípides. Según esta leyenda, Filípides era un mensajero griego. Su misión era ir de Maratón a Atenas para anunciar la victoria de su ejército contra los persas en la batalla de Maratón (490 a.C.). Sí, Maratón era el nombre de una ciudad y también de la batalla librada en ese lugar.
La distancia entre Maratón y Atenas es de unos 40 kilómetros y este mensajero tenía que viajar rápidamente. Dirás que no había mucha prisa si habían ganado, ¿verdad? En realidad, sí la había. Los atenienses creían que habían perdido la batalla y que eso permitía a los persas invadirlos. Así que estaban a punto de quemar su propia ciudad. Y no sólo eso. Además, iban a asesinar a sus hijos y a sus mujeres.
Por suerte, la leyenda cuenta que Filípides logró la hazaña, y tras correr los 40 kilómetros con sus últimas fuerzas, se desplomó frente a Atenas gritando el mensaje: hemos ganado.
¿Es exacta la leyenda sobre el origen del Maratón?
Aunque la leyenda es muy bonita, hay algunos debates sobre la exactitud de estos hechos. Como en todas las leyendas y registros, hay contradicciones. Al parecer, hay fuentes que afirman que el propio Filipides corrió poco antes una distancia aún mayor. Ni más ni menos que 240 km entre Atenas y Esparta. Algo que parece poco probable y que pone en entredicho la leyenda del origen del maratón tal y como la conocemos.
El origen del maratón y los Juegos Olímpicos
En los primeros Juegos Olímpicos modernos celebrados en Atenas en 1896, los organizadores buscaban un gran evento que recordara la gloria de la antigua Grecia. De ahí surgió la idea del mito de Filipos y de la batalla de Maratón.
El primer maratón olímpico se celebró el 10 de abril de 1896 y su ganador fue Spyridon Louis, un corredor griego que corrió desde la llanura de Maratón hasta el estadio olímpico de Atenas en 2:58:50.
Sin embargo, la distancia fue variando a lo largo de los años, dependiendo del circuito que se utilizara. Hasta que en 1908, en los Juegos Olímpicos de Londres, se modificó oficialmente. Así, para que la carrera comenzara en el Castillo de Windsor y terminara en el Estadio Olímpico, los organizadores tuvieron que ampliar la distancia hasta los extraños 42.195 metros actuales.
Las mujeres y el origen del maratón
Aunque hoy es normal ver a cientos de mujeres que comienzan, disfrutan y terminan maratones, no hace demasiados años no podían hacerlo.
En la década de los 70, el maratón olímpico había recorrido un largo camino desde las polvorientas carreteras de Atenas. Sin embargo, las mujeres seguían sin poder competir y la lucha por establecer un maratón olímpico femenino era en sí misma una especie de carrera de fondo.
De hecho, antes de la década de 1980, no había carreras de distancia femeninas en los Juegos Olímpicos
Las mujeres estuvieron completamente excluidas de las competiciones de atletismo hasta 1928. En aquella época, la carrera más larga en la que se les permitía participar era de 800 m.
– Desgraciadamente, en esta primera ocasión hubo algunos problemas:
– Lina Radke, de Alemania, estableció un récord mundial en esta distancia
– Pero muchas otras atletas no se habían preparado adecuadamente y algunas se desplomaron en la pista.
– Los organizadores olímpicos consideraron que el atletismo era demasiado agotador para las mujeres.
– Como consecuencia, las mujeres no pudieron competir en carreras de más de 200 metros hasta los años 60
– En los Juegos de Moscú (1980), la carrera femenina más larga fue de 1.500 metros.
El maratón forma parte del programa de atletismo en los Juegos Olímpicos desde Atenas 1896, en categoría masculina, y desde Los Ángeles 1984, en categoría femenina.
¿Y qué pasa con las mujeres en los maratones populares?
Antes de 1972, las mujeres habían sido excluidas del maratón más famoso, el de Boston. Sin embargo, esta norma no impedía que las mujeres se escondieran y participaran de forma encubierta. En 1966, Roberta Gibb se escondió detrás de un arbusto en la salida del maratón de Boston, entró furtivamente en el campo y terminó la carrera con un tiempo no oficial de 3:21:25.
Al año siguiente, el número 261 del maratón de Boston fue asignado a la participante K.V. Switzer. En la carrera de 3,2 km, los organizadores se dieron cuenta de que Switzer era una mujer, Kathrine Switzer.
El director de carrera Will Cloney y el oficial Jock Semple intentaron agarrar a Switzer y sacarla de la carrera, o al menos eliminar su número, pero sus compañeros la defendieron con bloqueos de cuerpo.
Kathrine Switzer terminó el maratón de Boston en 04 horas y 20 minutos.
Las fotografías de los oficiales de carrera persiguiendo a Switzer aparecieron en los periódicos nacionales al día siguiente y fueron el punto de partida para empezar a debatir si las mujeres podían o no participar en esta gran carrera.
La década de los 70
El 31 de agosto de 1971, la australiana Adrienne Beames, se convirtió en la primera mujer en correr un maratón en menos de tres horas, rompiendo esa barrera con un tiempo de 2:46:30.
El 28 de octubre de 1973, se celebró el primer maratón femenino en Waldniel, Alemania Occidental.
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