El metotrexato es uno de los pilares del tratamiento de las formas inflamatorias de la artritis. No sólo reduce el dolor y la hinchazón, sino que puede ralentizar el daño articular y la progresión de la enfermedad con el tiempo. Por eso el metotrexato se conoce como un fármaco antirreumático modificador de la enfermedad (DMARD). Muchos reumatólogos utilizan el metotrexato como tratamiento de primera línea para pacientes con artritis reumatoide (AR), artritis psoriásica (APS) y artritis idiopática juvenil.
El metotrexato no es nuevo: forma parte del tratamiento de la AR desde hace más de tres décadas. Los investigadores desarrollaron por primera vez este fármaco en la década de 1940 como tratamiento contra el cáncer. Luego, en 1985, los científicos descubrieron que aliviaba el dolor, la inflamación y otros síntomas en las personas con AR. Tres años más tarde, el metotrexato obtuvo la aprobación de la FDA para el tratamiento de la AR, y pronto se convirtió en el tratamiento de elección para las personas con esta enfermedad y también con otras formas de artritis inflamatoria.
Dosificación de metotrexato
Alrededor del 90% de los pacientes con AR utilizan metotrexato en algún momento. Normalmente se empieza con una dosis semanal de 7,5 a 10 mg por vía oral, lo que equivale a tres o cuatro pastillas. Si eso no ayuda con los síntomas, el médico puede aumentar la dosis a 20 o 25 mg por semana, o una dosis tan alta como pueda tolerar.
Cuando las pastillas por sí solas no calman los síntomas, el médico puede administrarle metotrexato subcutáneo, una inyección que se aplica bajo la piel. Tomar el fármaco de esta manera hace que entre más en su sistema sin aumentar los efectos secundarios. Puede administrarse usted mismo la inyección de metotrexato utilizando un autoinyector.
Combinación de metotrexato con otros medicamentos
El metotrexato es eficaz, pero no todas las personas que lo toman obtienen un alivio adecuado del dolor articular, la hinchazón, la rigidez matutina y otros síntomas. Afortunadamente, para las personas que necesitan más alivio, la combinación de metotrexato con otros medicamentos suele funcionar. La mayoría de las veces, el metotrexato se combina con otros DMARD, como la leflunomida (Arava), la ciclosporina (Neoral), la sulfasalazina (Azulfadine) y la hidroxicloroquina (Plaquenil).
Los médicos pueden intentar combinar el metotrexato con fármacos biológicos en personas que no responden bien a las combinaciones de DMARD. Estos fármacos inhiben parte de la respuesta hiperactiva del sistema inmunitario que contribuye a muchos tipos de artritis inflamatoria. La combinación biológica más habitual es con inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF) como etanercept (Enbrel), adalimumab (Humira), infliximab (Remicade) o certolizumab pegol (Cimzia). Las investigaciones también muestran que el metotrexato se combina eficazmente con otros biológicos, como abatacept (Orencia), rituximab (Rituxan) y tocilizumab (Actemra).
Seguridad y efectos secundarios del metotrexato
El metotrexato está ampliamente considerado como uno de los fármacos más seguros para la artritis, aunque conlleva algunos inconvenientes potenciales. Los síntomas gastrointestinales, como las náuseas y los vómitos, son sus efectos secundarios más frecuentes. Otros posibles efectos secundarios son la caída del cabello, las llagas en la boca, la dificultad para respirar, los dolores de cabeza, la fatiga, la somnolencia y los mareos. Tomar ácido fólico a diario puede ayudar a contrarrestar la mayoría de los efectos secundarios.
A veces el medicamento afecta a las pruebas de la función hepática, especialmente cuando se toma en dosis más altas. Su médico le vigilará para detectar problemas hepáticos.
Ciertas personas, especialmente las mujeres que están o pueden quedarse embarazadas, no deben tomar metotrexato.
Hable con su médico y aprenda más sobre el manejo de los efectos secundarios asociados al metotrexato.