Cuando se piensa, las constelaciones son algo que damos por sentado. Tendemos a asumir que siempre han estado ahí, como las propias estrellas, pero eso está muy lejos de la realidad. Lo cierto es que, en un momento dado, nuestros antepasados decidieron poner nombre a las imágenes que veían en el cielo. En este sentido, las constelaciones son un producto de la imaginación y la observación humanas. Es uno de nuestros primeros intentos de explicar el complejo universo que nos rodea. Es ampliamente conocido que las constelaciones que conocemos hoy en día se originaron en la antigua Grecia, pero ¿cómo surgieron?
Las constelaciones son mucho más que patrones de estrellas en el cielo. Han servido para muchos propósitos en nuestra historia como especie. De hecho, la astronomía es prácticamente la ciencia más antigua conocida por la humanidad. Desde tiempos inmemoriales, las civilizaciones humanas miraban al cielo y se preguntaban qué era lo que lo hacía funcionar. Incluso hoy en día, con todas nuestras modernas tecnologías y avanzadas observaciones astronómicas, no podemos evitar mirar a las estrellas con asombro. Y no es de extrañar.
A pesar de todos sus misterios, nuestros antepasados acabaron por darse cuenta de que los movimientos de las estrellas eran regulares y predecibles. Esto les permitió idear diferentes usos para ellas: desde fines religiosos y mitológicos hasta la agricultura y la navegación. Las estrellas no sólo permitían a los agricultores planificar con antelación y formar la agricultura, sino que los marineros y viajeros también utilizaban la posición de las estrellas para encontrar su camino entre los mares, o los desiertos hostiles. Mucho antes de que existieran los GPS y los smartphones, eran las estrellas las que nos guiaban. Y las constelaciones facilitaban el reconocimiento y la interpretación de estos patrones en el cielo.
Por lo que sabemos, los antiguos griegos fueron de los primeros en utilizar la aparición o desaparición de ciertas estrellas a lo largo de cada año para marcar las estaciones siempre cambiantes. Una explicación del origen de las constelaciones griegas es que era mucho más fácil leer las estrellas si estaban agrupadas en formas y figuras reconocibles.
Para los griegos, las constelaciones eran también una forma de preservar su folclore y mitología. Las imágenes representadas en las constelaciones griegas son héroes y bestias favorecidos por los dioses que recibían un lugar entre las estrellas en homenaje a sus hazañas. Se les consideraba espíritus místicos que surcaban los cielos y velaban por la humanidad.
Nuestra comprensión de las estrellas y del cielo nocturno está profundamente influenciada por las observaciones realizadas por los antiguos griegos. Por eso hoy te traemos una pequeña visión sobre el fascinante origen de las constelaciones griegas.
Las constelaciones según los griegos
Nadie sabe con exactitud dónde, cuándo o quién inventó las constelaciones. Sin embargo, el registro más antiguo que tenemos de ellas se remonta a siglos antes de nuestra era. Homero, el legendario autor de la Ilíada y la Odisea, ya mencionó un puñado de ellas en sus poemas épicos, la Odisea y la Ilíada, alrededor del año 700 a.C. Sin embargo, está claro que el origen de las constelaciones griegas surgió mucho antes de la época de Homero.
En sus inicios, el conocimiento de las constelaciones se transmitía oralmente en forma de historias y conocimientos de generación en generación. No fue hasta el siglo III antes de nuestra era cuando el poeta Arato describió la mayoría de las constelaciones conocidas por los griegos en un poema llamado Phaenomena. Casi dos siglos después, el astrónomo griego Ptolomeo enumeró las 48 constelaciones griegas tal y como las conocemos hoy. Estas 48 formaron la base de nuestro sistema moderno de constelaciones. No sólo eso, sino que Ptolomeo también elaboró un catálogo de 1022 estrellas, con estimaciones de su brillo.
Es por estos trabajos históricos por lo que se suele atribuir a los griegos el origen de las constelaciones. Por lo que sabemos, fueron los primeros en registrar sus nombres. Orión, Escorpio, Cygnus, Casiopea o la Osa Mayor son algunas de las constelaciones designadas por los griegos, y que aún hoy conocemos con el mismo nombre. Estas constelaciones griegas son perfectamente distinguibles en los mapas y cartas estelares contemporáneas.
Las constelaciones griegas en la actualidad
Los astrónomos reconocen oficialmente 88 constelaciones que cubren todo el cielo en los hemisferios norte y sur. Entre estos 88 patrones enumerados en los tiempos modernos, 48 constelaciones se originaron en la antigua Grecia.
En esta larga lista de constelaciones, se representan diferentes figuras y formas en el cielo nocturno: 14 hombres y mujeres, 9 pájaros, dos insectos, 19 animales terrestres, 10 criaturas acuáticas, dos centauros, una cabeza de pelo, una serpiente, un dragón, un caballo volador, un río y 29 objetos inanimados. Estos suman más de 88 porque algunas constelaciones incluyen muchas criaturas.
¿Pero de dónde vienen las constelaciones griegas?
Los estudios históricos indican que es probable que el origen de las constelaciones griegas tuviera una influencia directa de otras civilizaciones antiguas. Más concretamente, de los antiguos babilonios y sumerios. Esto tiene sentido, ya que estas civilizaciones vivían en latitudes similares a las de los griegos. Es decir, compartían el mismo cielo nocturno, visible desde su posición en la Tierra.
Cada cultura desarrolló su propia interpretación de las constelaciones. Por ejemplo, para los antiguos griegos, Orión, el hijo del dios del mar Poseidón, era un gran cazador. Sin embargo, exactamente el mismo grupo de estrellas representaba a Osiris, la deidad de la vida y la muerte, para los antiguos egipcios.
Los historiadores han llegado a la conclusión de que las constelaciones griegas se originaron en las civilizaciones mesopotámicas de los antiguos babilonios y sumerios debido a la zona sin constelaciones que se encuentra en los mapas celestes griegos. Por el tamaño y la posición de esta zona inexplorada del cielo, está claro que las constelaciones se observaron por primera vez cerca de una latitud de 36° norte. Esto significa que estaba al sur de Grecia y al norte de Egipto… ¿A dónde nos lleva esta pista? El rompecabezas del origen de las constelaciones griegas se resuelve mirando a las civilizaciones mesopotámicas, que estaban situadas en las fértiles regiones de los actuales Irak y Siria.
Usos de las constelaciones griegas en sus orígenes
Es ampliamente reconocido que las constelaciones clásicas representaban a las deidades y héroes griegos, y eran parte esencial de la mitología y el saber popular de la antigua Grecia. ¿Qué más pueden decirnos las obras clásicas dejadas por los griegos?
En «Los trabajos y los días», un poema de más de 800 versos escrito por Hesíodo hacia el siglo VII a.C., las numerosas menciones a las constelaciones parecen ser prácticas y tener un interés agrícola. La obra de Hesíodo está considerada hoy en día como el primer almanaque agrícola de la historia y una guía para nuestra comprensión de la agricultura antigua y sus prácticas. La mayor parte del poema ofrece consejos prácticos para los agricultores, basados en el movimiento de las estrellas. Esto nos da una idea de la importancia de la astronomía en la antigua Grecia más allá de los propósitos religiosos, ya que las estrellas guiaban a los agricultores sobre cuándo realizar tareas específicas.
Por otro lado, en la Odisea, Odiseo se guía por las estrellas de otra manera. El héroe griego zarpa y sigue a las Pléyades, un cúmulo de estrellas dentro de la constelación de Tauro, para encontrar el camino de vuelta a casa. Del mismo modo, la Osa Mayor y Orión también se mencionan como estrellas guía para los navegantes, ya que son las constelaciones que nunca se esconden bajo el horizonte del mar.
Una cosa está clara: las constelaciones jugaron un papel esencial en el desarrollo no sólo de la antigua Grecia, sino de toda la humanidad. Esté atento a nuestras próximas reflexiones sobre los misterios y secretos de los astros!