Angel Caputi, científico principal y jefe del departamento de neurociencia integrativa y computacional del Instituto de Investigaciones Biológicas «Clement Estable» de Uruguay, lo explica.
La anguila eléctrica genera grandes corrientes eléctricas por medio de un sistema nervioso altamente especializado que tiene la capacidad de sincronizar la actividad de las células productoras de electricidad en forma de disco empaquetadas en un órgano eléctrico especializado. El sistema nervioso lo hace a través de un núcleo de mando que decide cuándo se dispara el órgano eléctrico. Cuando se da la orden, un complejo conjunto de nervios se encarga de que los miles de células se activen a la vez, sin importar lo lejos que estén del núcleo de mando.
Cada célula electrogénica lleva una carga negativa de algo menos de 100 milivoltios en su exterior en comparación con su interior. Cuando llega la señal de mando, la terminal nerviosa libera una diminuta bocanada de acetilcolina, un neurotransmisor. Esto crea un camino transitorio con baja resistencia eléctrica que conecta el interior y el exterior de un lado de la célula. De este modo, cada célula se comporta como una batería en la que el lado activado lleva una carga negativa y el lado opuesto una positiva.
Debido a que las células están orientadas dentro del órgano eléctrico como una serie de pilas apiladas en una linterna, la corriente generada por una célula activada «sacude» a cualquier vecina inactiva para que entre en acción, desencadenando una avalancha de activación que sigue su curso en apenas dos milisegundos aproximadamente. Este arranque prácticamente simultáneo crea una corriente de corta duración que fluye a lo largo del cuerpo de la anguila. Si la anguila viviera en el aire, la corriente podría ser de hasta un amperio, convirtiendo el cuerpo de la criatura en el equivalente a una batería de 500 voltios. Pero las anguilas viven en el agua, que proporciona salidas adicionales para la corriente. Así, generan un voltaje mayor, pero una corriente dividida y, por tanto, disminuida.
Que yo sepa, no hay estudios específicos sobre por qué las anguilas pueden dar una descarga a otros animales sin darse una descarga a sí mismas, pero una posible explicación podría ser que la gravedad de una descarga eléctrica depende de la cantidad y la duración de la corriente que fluye a través de cualquier zona del cuerpo. A modo de comparación, el cuerpo de una anguila tiene aproximadamente las mismas dimensiones que el brazo de un hombre adulto. Para provocar un espasmo en un brazo, deben fluir 200 miliamperios de corriente en él durante 50 milisegundos. Una anguila genera mucha menos energía que eso porque su corriente fluye sólo durante 2 milisegundos. Además, una gran parte de la corriente se disipa en el agua a través de la piel. Esto probablemente reduce la corriente aún más cerca de estructuras internas como el sistema nervioso central o el corazón.
Por supuesto, la corriente recibida por cualquier presa pequeña es también sólo una pequeña porción de la corriente total generada por la anguila. Sin embargo, la corriente descargada en sus cuerpos más pequeños es mucho mayor proporcionalmente. Por ejemplo, una presa 10 veces más pequeña en longitud que una anguila es unas 1.000 veces más pequeña en volumen. Por lo tanto, los pequeños animales cercanos a la anguila reciben la descarga, en lugar de la propia anguila que la descarga.