Un hombre pega carteles en su coche antes de participar en una concentración de la caravana por el Strip de Las Vegas en … apoyo a la ampliación del subsidio de desempleo de 600 dólares, el 6 de agosto de 2020 en Las Vegas, Nevada. (Foto de Bridget BENNETT / AFP) (Foto de BRIDGET BENNETT/AFP vía Getty Images)
Todo el mundo quiere (o debería querer) que la economía mejore. Las cifras de empleo de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) de esta mañana parecen reconfortar, ya que fueron mejores de lo esperado. El desempleo bajó al 10,2% (la llamada tasa oficial U-3) en julio, desde el 11,1% de junio y el 13,3% de mayo. Los puestos de trabajo aumentaron en 1,8 millones.
Pero si se toma toda la información disponible, todavía hay muchas cosas preocupantes y confusas:
- Una tasa de desempleo del 10,2% es peor que el nadir durante la Gran Recesión.
- La tasa de crecimiento del empleo se ha ralentizado significativamente y, sin estímulos fiscales, podría caer aún más.
- El desempleo entre los blancos fue del 9,2%. Para los negros, el 14,6%. Para los asiáticos, el 12,0%. Para los hispanos, el 12,9%. El desempleo de las mujeres adultas, del 10,5%, es mayor que el 9,4% de los hombres. Hay unas enormes disparidades, y probablemente percepciones, de impacto.
- El número de parados de 15 a 26 semanas se disparó de 1,9 millones en junio a casi 6,5 millones en julio (aumento de 4,6 millones). El número de desempleados de 5 a 14 semanas bajó de 11,5 millones a 5,2 millones (disminución de 6,3 millones). Esto sugiere que la mayoría pasó a estar sin trabajo durante más tiempo, al menos cuatro meses. (¿Qué tan bien le iría a la mayoría de la gente si estuviera sin trabajo durante tanto tiempo?)
- El número de desempleados sigue siendo 10,5 millones más alto que en febrero.
- Alrededor de un tercio de los puestos de trabajo adicionales se produjeron en el sector del ocio y la hostelería, y estos son los que probablemente se verán afectados de nuevo a medida que los grandes estados que han visto el resurgimiento del virus se vean obligados a cerrar negocios.
- La medida más amplia del desempleo U-6, que incluye a personas que trabajan a tiempo parcial pero no por voluntad propia y a personas que han renunciado, está en el 16%.El número de personas que han perdido su empleo de forma permanente en ambos meses es prácticamente el mismo, por lo que no se ha producido un aumento, pero tampoco un descenso.
- Las personas que suelen trabajar a tiempo parcial aumentaron en 803.000, hasta alcanzar los 24 millones.
- La encuesta de hogares que establece las tasas de desempleo tuvo una tasa de respuesta del 67%, un poco más alta que en junio, pero todavía muy alejada de la media del 83% de los 12 meses anteriores a la pandemia. Cuando las tasas de respuesta descienden significativamente, hay muchas posibilidades de que los resultados sean menos precisos.
- Muchas personas fueron clasificadas como despedidas temporales en lugar de desempleadas. Reclasificarlos como desempleados significaría un desempleo oficial superior al 11%.
- Las estadísticas del seguro de desempleo (UI) del Departamento de Trabajo muestran que, a fecha de 18 de julio, 31,3 millones de personas reclamaban UI, frente a los 30,8 millones de la semana anterior.
- El recuento del BLS dice que 16,3 millones están desempleados, es decir, 14,5 millones menos de los que reciben UI.
Estos dos últimos puntos juntos son especialmente pegajosos. La analista de políticas Claudia Sahm me dijo en Twitter que las cifras de solicitudes de UI pueden tener algún doble recuento involuntario (por estar desbordados), con gente que es despedida, retirada y despedida de nuevo.
¿Pero esos errores duplicarían el número real? Eso no parece realista y, no, parece aún menos probable que se trate de un fraude abrumador, para los que les resulta más fácil asumirlo.
Digamos que el número de personas que reciben el paro es más bien de 30 millones y una medida más real de cuántos carecen de trabajo. Con una mano de obra de 159,9 millones, eso sugeriría un 18,8% de desempleo.
Aún no he visto una resolución obvia de estos números, pero me inclino por la interpretación de que, por la razón que sea, hay mucha más gente desempleada de lo que sugiere la tasa oficial U-3 del BLS.
Como el Congreso no logró reunir un alivio continuado, incluso sabiendo desde hace meses que sería necesario, la tasa de desempleo tiene grandes implicaciones.
Alrededor del 26,5% de los adultos encuestados no pagaron su último alquiler o hipoteca o tienen poca o ninguna confianza en poder pagar el siguiente, según la Oficina del Censo. Más de un tercio espera que alguien de su hogar pierda ingresos laborales en las próximas cuatro semanas, mientras que el 51,1% ya ha sufrido una pérdida de ingresos laborales.
Incluso un pago de 200 dólares a la semana sólo devolvería a la gente, de media, el 45% de su salario anterior, y ahora mismo ni siquiera están recibiendo eso. Cuando los consumidores representan el 68% del PIB, eso es una gran caída de la actividad económica.
Los propietarios se verán afectados, al igual que las tiendas que venden productos básicos como alimentos y ropa. Este es el tipo de choque que podría reverberar y desencadenar más rondas de reducción de personal y empresas que cierran. Si el desempleo aumenta, también lo hará el gasto público en programas como el SNAP (cupones de alimentos). O tal vez dichas extensiones no se aprueben, tengamos un aumento masivo de personas sin hogar, y la economía reciba una patada en la cabeza que la haga ir en picada.
Ese puede ser el mayor peligro de las cifras de desempleo de hoy. Como decía una nota del economista jefe de TS Lombard en Estados Unidos, Steven Blitz: «El mayor impacto de las cifras de empleo de julio son políticas. A medida que la sensación de emergencia disminuye, también lo hacen las prisas por impulsar el paquete a través de la línea de meta»