Algunos médicos creen que una hernia de hiato puede debilitar el esfínter esofágico inferior (EEI) y aumentar el riesgo de reflujo gastroesofágico. La hernia de hiato se produce cuando la parte superior del estómago se desplaza hacia el pecho a través de una pequeña abertura en el diafragma. (El diafragma es el músculo que separa el abdomen del tórax). Estudios recientes demuestran que la abertura del diafragma ayuda a sostener el extremo inferior del esófago. Muchas personas con una hernia de hiato no tendrán problemas de acidez o reflujo, pero tener una hernia de hiato puede permitir que el contenido del estómago refluya más fácilmente hacia el esófago.
La tos, los vómitos, los esfuerzos o los esfuerzos físicos repentinos pueden causar un aumento de la presión en el abdomen, lo que provoca una hernia de hiato. La obesidad y el embarazo también contribuyen a esta afección. Muchas personas de 50 años o más, por lo demás sanas, tienen una pequeña hernia de hiato. Aunque se considera una afección de la edad media, las hernias de hiato afectan a personas de todas las edades.
Las hernias de hiato no suelen requerir tratamiento. Sin embargo, el tratamiento puede ser necesario si la hernia corre el riesgo de estrangularse (retorcerse de forma que se interrumpa el suministro de sangre) o se complica por una ERGE grave o una esofagitis (inflamación del esófago). El médico puede realizar una intervención quirúrgica para reducir el tamaño de la hernia o para evitar la estrangulación.