La corona o cabeza humana está sometida a una serie de lesiones y enfermedades que hacen que el cerebro sea vulnerable. El alcance de las lesiones y enfermedades dirigidas a la corona humana provoca implicaciones adicionales en el cerebro, lo que repercute en la capacidad del individuo para funcionar con normalidad. La gama de lesiones y trastornos tiene causas específicas, signos y síntomas médicos, métodos de diagnóstico y tratamientos.
Fuga de líquido cefalorraquídeo (CSF leak)Edit
Una enfermedad común asociada a la corona incluye la fuga de líquido cefalorraquídeo, que implica la eliminación excesiva de líquido dentro de las meninges. La fuga de líquido cefalorraquídeo está causada principalmente por una lesión en la cabeza, el cerebro o la columna vertebral que desgarra la membrana de las meninges. La fuga excesiva de líquido cefalorraquídeo da lugar a síntomas que incluyen intensos dolores de cabeza a menudo localizados en la coronilla. Un signo extremo de este trastorno es la fuga de líquido por los oídos y la nariz del paciente. El diagnóstico de la fuga de líquido cefalorraquídeo se determina a partir de exámenes que incluyen una tomografía computarizada que implica una imagen de rayos X de partes del cráneo, incluida la coronilla. Los profesionales sanitarios ofrecen tratamientos para controlar los síntomas asociados a la enfermedad. Por ejemplo, el consumo de líquidos, como el agua, tiene como objetivo detener el exceso de fugas y reducir los dolores de cabeza, y también se proporcionan antibióticos si los signos de infección son claros, como la fiebre y los escalofríos.
MeningiomaEditar
El meningioma es un trastorno craneal y se caracteriza por el crecimiento del tumor en las meninges, que rodean los vasos sanguíneos y los nervios cerca de la corona. Las causas del trastorno incluyen una rápida división de las células alrededor de la zona. Los pacientes que tienen un meningioma desarrollan signos y síntomas que incluyen amnesia y ataques epilépticos. El impacto directo en el lóbulo frontal del cerebro provoca síntomas como debilidad en brazos y piernas. El diagnóstico se realiza mediante pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM), que implica ondas de radio de alta frecuencia y un fuerte campo magnético que permite medir los protones en el agua. Los tratamientos consisten en una intervención quirúrgica para extirpar el tumor de las meninges del paciente y la extensión de la cirugía depende del tamaño y la agresividad del meningioma.
FracturasEditar
Las fracturas óseas en la corona de la cabeza son lineales o deprimidas y varían en gravedad según el impacto en el cráneo. La fractura lineal implica una rotura del cráneo, mientras que la fractura deprimida da lugar a la dispersión de fragmentos del cráneo. Las fracturas de cráneo están causadas principalmente por incidentes relacionados con un vehículo, una agresión o una caída. En los casos más graves, las fracturas de cráneo penetrantes están causadas por un objeto, como una barra de metal o una bala, que atraviesa el cráneo por completo. Según la gravedad de la fractura, los síntomas pueden incluir náuseas, pérdida de memoria, conmoción cerebral, hematomas y letargo. Otro síntoma, como la hemorragia, es la acumulación de presión en el cráneo, ya que se trata de una cavidad cerrada, lo que empuja el cerebro hacia la apertura del tronco cerebral y conduce al coma. El diagnóstico se produce gracias a una serie de exámenes físicos que identifican el alcance de la lesión y los posibles tratamientos. Por ejemplo, la tomografía computarizada identifica el lugar de la fractura y las lesiones cerebrales asociadas, mientras que la resonancia magnética destaca el tejido dañado. Los tratamientos de las fracturas graves de cráneo incluyen la cirugía y la medicación para evitar la infección, sin embargo, en el caso de las fracturas lineales el tratamiento implica el reposo durante aproximadamente 5 a 10 días, para que la corona pueda curarse.
Enfermedad de GorhamEditar
La enfermedad de Gorham es una afección que afecta al sistema musculoesquelético humano, incluida la corona del cráneo. El trastorno crónico implica la pérdida progresiva de hueso, aunque, los síntomas como el dolor intenso no son evidentes durante las etapas iniciales. No se ha descubierto la causa de la enfermedad de Gorham, pero se considera que las células asociadas a la descomposición de los huesos frágiles y viejos, entre las que se encuentran los osteoclastos, son el principal vínculo para identificar la causa. Los síntomas de la enfermedad se manifiestan claramente tras una fractura en la coronilla del cráneo que provoca en los pacientes deformidades anormales, así como problemas en el sistema nervioso. El diagnóstico se realiza mediante exámenes físicos, como radiografías y resonancias magnéticas, que detectan la disminución de la masa ósea (osteólisis) y las deformidades. El tratamiento de la enfermedad implica una serie de técnicas para evitar la propagación desde el cráneo a la columna vertebral o el tórax del paciente. La quimioterapia y la cirugía, así como los cambios en el estilo de vida, como el consumo de una dieta rica en proteínas, tienen como objetivo minimizar la gravedad de la enfermedad.