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Nos conocimos en la universidad. Nos hicimos amigos. Con el tiempo empezamos a salir y nos enamoramos. Éramos el mejor amigo del otro. Era mi primer mensaje por la mañana y el último antes de acostarme. Cuando entramos en el mundo laboral, fuimos los primeros en tomar las vacaciones del otro. Hicimos viajes a todas partes, desde Nueva York hasta Honolulu, compartiendo recuerdos repartidos por todo el mundo. Fueron seis años de felicidad.
Todo era estupendo -hasta que dejó de serlo.
No sé muy bien cuándo empezaron a aparecer las grietas. Pero estaban ahí. Y entonces un día -después de nueve años de amistad, seis años como pareja- rompimos. Yo tenía 28 años, pensaba que me casaría pronto, ¿y ahora? Me sentía sola.
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Esta era yo hace unos meses. Y fue una mierda. En esas horas, días, semanas e incluso meses inmediatos a la ruptura, no podía acallar mi voz interior que no paraba de preguntar: «¿Y si esto no vuelve a pasarme?»
Chica. Escúchame: ¿esa voz? Es una mentirosa.
Sé que cada persona lo afronta de forma diferente, y no estoy aquí para darte consejos sobre cómo superar a tu ex o si deberías descargarte Tinder o no. Eso es otro artículo. Lo que sí puedo hacer es contarte lo que me ayudó a realinear mi enfoque en las semanas posteriores a mi ruptura, y si estás pasando por lo mismo (lo siento, chica), entonces tal vez esto pueda ayudarte.
¿Todas esas cosas que has estado posponiendo? Hazlas ahora
Yo ya estaba ahorrando activamente y muy cerca de pagar mis préstamos estudiantiles mientras estaba en mi relación, pero seamos sinceros, estar en pareja me hizo un poco perezosa. Cuando tu vida está trazada y crees que tu futuro se verá de cierta manera, no hay tanto ímpetu para abordar agresivamente las cosas, porque estás enfocado en las cosas de nosotros. Pero todo eso se va por la ventana con una ruptura. Sólo eres tú en este momento.
En el primer par de semanas después de mi ruptura, pagué el resto de mis préstamos estudiantiles y la deuda de la tarjeta de crédito, fui al banco y se me ocurrió un agresivo plan de ahorro e inversión que mejor se adaptaba a mí y a mis objetivos financieros. El alivio, unido a lo orgullosa que me sentí, fue enorme. Estaba eufórico.
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Si estás en medio de una ruptura, tendrás muchos días estresantes y agobiantes. Si puedes eliminar algunas cosas de la lista de tareas de tu vida, puede hacer que esos días sean mucho más fáciles.
Escucha a tu instinto
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Una de las cosas más difíciles de procesar después de mi ruptura fue sentir que tenía que «empezar de nuevo». Cuando estás en un camino hacia un escenario de vida muy específico durante tanto tiempo, un desvío puede sentirse devastador.
Mira, puede ser difícil cuando parece que todo el mundo a tu alrededor está emparejado, y se siente como si te hubieran dejado atrás – pero ese es el momento de centrarse en la creación de la mejor vida para ti. Uno de los mejores consejos que recibí tras mi ruptura vino de una buena amiga. Acababa de contarle que tenía un pozo en el estómago por la ansiedad de volver a empezar. Lo único que me contestó fue: «pues no lo hagas»
No hay una línea de tiempo correcta para todo esto. Tú sabrás cuándo es el momento de volver a salir. Mientras tanto, sustituye ¿Cuándo me va a tocar a mí? con ¿Cómo quiero que sea mi vida cuando me toque? Si no has afrontado con sinceridad cómo te sientes y te has esforzado por mejorar en la medida de lo posible, créeme, entrar en una relación, y mucho menos en un matrimonio, es lo último que deberías hacer. Tu preocupación no tiene que ser sobre cuándo, debería ser sobre asegurarte de que eres la mejor versión de ti para ese momento.
Escoge tu equipo
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Para mí, una de las cosas más difíciles de resolver fue quién se quedaba con la custodia de nuestros amigos comunes. Conociéndonos desde hace casi 10 años, y siendo pareja desde hace más de la mitad, habíamos adquirido un montón de gente entre los dos. ¿Iba a perder yo también todas esas amistades? ¿La gente iba a tomar partido? Tuve que ser un adulto, sentar a estos amigos y tener conversaciones ligeramente incómodas sobre cómo esperaba que nuestras amistades permanecieran intactas. Algunos lo hicieron, y otros se distanciaron. No era lo ideal, pero era mi realidad. Me reconfortó saber que hice lo que pude para facilitar la situación para mí.
Di «sí» al cambio
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¿Tienes miedo de tener demasiado tiempo libre ahora? Apúntate a una clase que siempre has querido tomar. Aprenderás cosas nuevas y conocerás a gente nueva. Yo me apunté a una clase de fitness en mi antigua universidad con un amigo, y el mero hecho de estar en un entorno diferente al menos dos días a la semana supuso un impulso para mi sistema. No hay que olvidar que el ejercicio hace maravillas para la salud mental y física, pero es un hecho sencillo: cuidarse a uno mismo sienta bien. ¿Quieres cambiar de aires? Haz un viaje a ese lugar con el que siempre has soñado. Tres días después de mi ruptura, reservé un viaje en grupo a Italia. Fue totalmente espontáneo, salió de mi zona de confort y, lo que es más importante, me dio algo que esperar. ¿Te sientes fracasado? Pide que te den más responsabilidades en el trabajo. El nuevo reto mantendrá tu mente ocupada, y cuando (sí, cuando) empieces a destacar en ello, tu confianza en ti mismo volverá.
El cambio engendra cambio. Si nos permitimos relajarnos, y aceptamos que puede ser algo bueno, veremos transformaciones que nunca imaginamos posibles.
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Mira, realmente no sé si «lo he superado» todavía, y francamente, no creo que sea la cuestión. Las rupturas apestan. Te obligan a reevaluar todo lo que creías saber. Estás triste, confundido, enfadado y tienes que seguir viviendo tu vida. Es mucho. Pero si eres amable contigo mismo y te tomas tu tiempo, todo mejorará. Utiliza esto como un recordatorio de que todo lo que sientes es válido y real, pero pasará. Llegarás al otro lado, donde te esperan más alegría y amor de lo que puedes imaginar. Lo prometo.
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Entonces tal vez podamos averiguar si debemos descargar Tinder o no.
Este artículo fue publicado originalmente el 9 de noviembre de 2017.
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