Durante el período de tiempo de 1920 a 1933, los gobiernos de los Estados Unidos de América y Canadá hicieron ilegal la fabricación, distribución y venta de bebidas alcohólicas. Con ello se pretendía disminuir los índices de criminalidad en ambos países. En lugar de su sueño de una sociedad libre de crimen, ambos gobiernos obtuvieron más de lo que podían manejar. Esta prohibición del licor creó el negocio del contrabando. Se formaron muchas bandas, y junto con la rivalidad entre gánsteres, las mafias se hicieron muy populares.
El contrabando, por definición, es la producción o distribución ilegal de licor. Esto entró en vigor después de la prohibición del licor. La gente empezó a introducir alcohol de contrabando en Canadá desde el extranjero o desde nuestro vecino del sur, los Estados Unidos. Pronto la gente descubrió su propia forma de producir alcohol. Hicieron sus propios «alambiques de licor» y finalmente empezaron a «contrabandear»; suministraban alcohol ilegal a cualquiera que tuviera dinero para pagarlo. En la década de 1930 estas actividades se habían convertido en una de las mayores industrias ilegítimas de Estados Unidos.
La policía tenía poca o ninguna idea de todos los actos ilegales que ocurrían en esta época. Uno de los actos ilegales más populares a los que se enfrentaba Canadá era el contrabando que se producía en Moose Jaw, Saskatchewan, en aquella época. Se realizaba a través de los famosos túneles de Moose Jaw. Este escondite subterráneo era desconocido para los agentes de la ley, por lo que todo el mundo utilizaba los túneles como medio para consumir alcohol. Este acto ilegal era de gran entretenimiento para la sociedad.
La conexión con Chicago de los túneles de Moose Jaw se remonta a la década de 1920, cuando los gánsteres estadounidenses viajaban en el ferrocarril «Soo-Line» hacia el norte, hasta Moose Jaw, para vencer el «calor» de la prohibición en los Estados Unidos. Fue una época «sórdida» de prohibición en Moose Jaw. Esta ciudad prosperaba con el contrabando, el juego y la prostitución, a pesar de que estaba prohibido durante esta época. Toda esta operación era literalmente subterránea.
Un uso de los túneles era para las prostitutas de la ciudad. Cada vez que la policía detenía a las prostitutas, las enviaba en el tren que iba hacia el este, para sacarlas de la ciudad. Las prostitutas se bajaban a 10 kilómetros de la ciudad, en un pequeño pueblo, Pasqua. Desde allí cogían el siguiente tren de vuelta a Moose Jaw para reanudar su profesión.
Un niño de 1920 fue testigo en una ocasión de un grupo de personas que salían de los túneles. Se le citó diciendo: «Había tantos saliendo, que perdimos la cuenta (del recuento)». Otra leyenda sobre los túneles es que eran el refugio del jefe de la mafia de Chicago, Al Capone. Se dedicaba al contrabando. Era buscado por los agentes federales por cargos de actos criminales concertados y en investigaciones de asesinato. Se decía que había venido a Moose Jaw, Saskatchewan, para esconderse en los túneles cuando las cosas se ponían demasiado intensas en su país. Al Capone antes de ser juzgado.
Esto sería más o menos en la misma época en la que se dice que estuvo en Moose Jaw.
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