La historia política de Argentina se remonta al siglo XVI, cuando los exploradores españoles visitaron por primera vez la región. España estableció una colonia permanente en la actual Buenos Aires en 1580. En 1776, España creó el Virreinato del Río de la Plata y Argentina se convirtió en un floreciente puerto y en parte integrante del Imperio. El 9 de julio de 1816, Argentina declaró formalmente su independencia de España bajo el liderazgo de José de San Martín, que fue una fuerza dominante para la independencia nacional en todo el continente. La derrota de los españoles trajo consigo un prolongado periodo de conflicto entre las fuerzas federalistas y centralistas de Argentina para determinar la futura estructura de la nación. La Constitución de la República Argentina se promulgó en 1853. Las fuerzas conservadoras dominaron hasta 1916, cuando Hipólito Yrigoyen, el candidato de la Unión Cívica Radical (UCR), fue elegido presidente en las primeras elecciones populares libres de Argentina. Yrigoyen fue derrocado en 1930 por un golpe militar. Este acontecimiento estableció un patrón en la historia política argentina de alternancia entre gobiernos civiles y militares, que persistió hasta diciembre de 1983, cuando el candidato radical Raúl Alfonsín asumió la presidencia. En julio de 1989, Alfonsín cedió el poder a su sucesor constitucionalmente elegido, la primera vez que esto ocurría desde 1928.
Una de las herencias de la historia argentina es el fenómeno del peronismo, un movimiento de masas creado en la década de 1940 por Juan Domingo Perón, que llegó al poder en un golpe militar de 1943. Perón fue elegido presidente en 1946 y en 1948 creó el Partido Peronista, un movimiento centrado en programas sociales e ideología nacionalista. Los sindicatos y los trabajadores pobres fueron la base abrumadora de apoyo al peronismo y en 1951 contribuyeron a la reelección de Perón como presidente. Derrocado en 1955, Perón regresó del exilio en 1973 y fue reelegido presidente de Argentina. Murió en el cargo, y fue el caos de la administración de su esposa lo que precipitó el golpe de Estado de 1976. A pesar de que muchos de los problemas políticos de la nación proceden del periodo peronista, la ideología sigue siendo una fuerza potente en la política argentina y surgió esencialmente sin cambios después de las dictaduras militares de las décadas de 1970 y 1980. El país volvió a la democracia en 1983 tras siete años de brutal gobierno militar. Al menos 10.000 y quizás hasta 30.000 argentinos «desaparecieron» durante el gobierno militar. El enjuiciamiento de los antiguos líderes militares acusados de abusos contra los derechos humanos sigue siendo un problema importante en el país.
Raúl Alfonsín fue elegido presidente en 1983, pero no consiguió frenar la desbocada inflación que asolaba el país. Como resultado, Carlos Saúl Menem, del Partido Justicialista, fue elegido presidente y se produjo el primer traspaso de poder de un presidente elegido democráticamente a otro en la historia del país. Menem, antiguo jugador de fútbol, recortó el gasto público y liberalizó la economía, indultó a los antiguos líderes militares y logró la estabilidad económica y política. En 1994 fue reelegido. Aunque intentó forzar un cambio constitucional que le permitiera presentarse a un tercer mandato, se vio obligado a aceptar a su rival, Eduardo Duhalde, como candidato a la presidencia por el Justicialismo en 1999; Duhalde perdió ante Fernando de la Rúa, de la UCR.
De la Rúa asumió el cargo en 1999, prometiendo solucionar los problemas económicos del país, pero a principios de 2001, la economía se hundía aún más en la recesión. El Fondo Monetario Internacional (FMI) entregó 22.700 millones de dólares en ayuda de emergencia en dos plazos (enero y agosto), que resultaron insuficientes. En diciembre de 2001, con el país al borde del colapso económico, los disturbios obligaron a De la Rúa a dimitir. Argentina dejó de pagar su deuda externa por valor de 155.000 millones de dólares, el mayor impago de la historia. Tras un periodo de inestabilidad en el que tres candidatos aceptaron y renunciaron a la presidencia sucesivamente en pocos días, el Congreso nombró a Eduardo Duhalde presidente el 1 de enero de 2002. Duhalde no tardó en anunciar un plan económico que devaluaba el peso argentino, que había estado vinculado al dólar durante una década. La devaluación sumió al sector bancario en una crisis y acabó con gran parte de los ahorros de la clase media. Miles de personas comenzaron a abandonar el país, principalmente hacia Italia y España; otros miles salieron a la calle, golpeando cacerolas en protesta por el estado de sus finanzas.
Argentina es una república, cuya dirección nacional recae en el presidente, que desde 1995 hasta 2001 había sido elegido cada cuatro años. El presidente puede sucederse a sí mismo en el cargo. El Congreso Nacional está compuesto por un Senado de 72 escaños, cuyos miembros son elegidos directamente para un mandato de seis años, y una Cámara de Diputados de 252 escaños, cuyos miembros son elegidos directamente para un mandato de cuatro años. La edad para votar es de 18 años y el voto es obligatorio para todos los argentinos entre 18 y 70 años.