Una característica destacada en el paisaje de Ingwelala durante el mes de marzo fue la araña Orbe dorado. Había cientos de ellas por todas partes, tejiendo y guardando sus telas, y dedicándose a sus asuntos arácnidos.
Las que son más visibles y llamativas para el observador son, por supuesto, las representantes del género femenino. El orbe femenino puede ser hasta mil veces más grande que los machos, más pequeños y discretos, que tienen menos del 10% del tamaño de la hembra. Varios machos pueden cohabitar en la telaraña y suelen encontrarse en la parte superior de la misma. La hembra se sienta en el centro de su telaraña, mirando hacia abajo, y espera a que los insectos queden atrapados en ella. Entonces envuelve a su presa en seda para inmovilizarla, matándola de un mordisco, antes de trasladar a su presa al centro de la telaraña para consumirla o añadirla a su reserva de comida.
Una docena de datos interesantes sobre las arañas del orbe dorado:
- Son diurnas, sedentarias y tejen telas
- Las telas no suelen desmontarse y pueden durar varios años
- Hay 11 especies africanas en el género
- Su veneno es inofensivo para el hombre
- No es la araña más grande, pero hace la telaraña más grande y fuerte, derivando su nombre del color dorado de su seda.
- La seda es lo suficientemente fuerte como para atrapar a pequeños pájaros que no come, pero que pueden dañar la telaraña. Para anular este daño potencial, la hembra suele dejar una línea visible de cáscaras de insectos en la telaraña (que se asemeja a una banda de seguridad a través de una puerta de cristal)
- Los diminutos machos son capaces de robar la comida de la hembra sin que ésta se dé cuenta.
- Las hembras viven un poco más que los machos
- El macho se aparea con la hembra mientras ella está distraída (normalmente mientras se alimenta)
- Los huevos se entierran en el suelo
- Las arañitas no están completamente desarrolladas cuando nacen, pero una vez que están completamente desarrolladas se separan de sus hermanos para evitar el canibalismo
- La seda de la telaraña (utilizada por algunas personas tradicionales) se puede utilizar para hacer señuelos de pesca, trampas, redes, trampas para pájaros y se utiliza medicinalmente para detener el sangrado.