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DebraMillet
¿Qué lobo alimentas?
Hay una historia de los nativos americanos llamada «Los dos lobos». Comienza con un viejo cherokee que le habla a su nieto de una batalla que suele darse en el interior de las personas.
Dice: «Hijo mío, la lucha es entre dos lobos. Uno es malvado. Es iracundo, envidioso, celoso, apenado, arrepentido, codicioso, arrogante, autocompasivo, culpable, resentido, inferior, deshonesto, orgulloso, superior y egoísta. El otro es bueno. Este lobo es alegre, pacífico, cariñoso, esperanzado, sereno, humilde, amable, benévolo, empático, generoso, veraz, compasivo y fiel.»
Su nieto se queda pensando un rato y luego pregunta: «¿Qué lobo gana, abuelo?». El viejo cherokee responde simplemente: «El que alimentas».
Regular tus emociones
El punto de la historia es que todos tenemos una opción sobre cómo reaccionamos a las situaciones: ya sea de manera positiva o negativa. Cuanto más practiques pensar y comportarte de forma positiva, menos te afectará la negatividad y tu forma de comportarte.
Apliquemos la analogía de los dos lobos al lugar de trabajo.
Imagina que te acaban de rechazar para un ascenso. Empiezas a pensar negativamente en tu jefe, tanto que interfiere en tu capacidad para hacer tu trabajo. Pero, después de respirar profundamente, te dices a ti mismo cosas positivas como: «Ya llegará algo mejor», «La persona más adecuada para este puesto lo consiguió» y «No es nada personal». Estos nuevos pensamientos le ayudan a pensar con claridad de nuevo, y le permiten poner la situación en perspectiva.
Hacer una elección proactiva para alimentar a su «lobo bueno», y gestionar la forma en que piensa y actúa, implica la autorregulación.
¿Qué es la autorregulación?
La autorregulación es la capacidad de mantener bajo control las emociones e impulsos perturbadores, y de pensar antes de actuar. Es uno de los cinco elementos de la inteligencia emocional (conocer tus emociones; gestionar tus emociones/autorregulación; motivarte a ti mismo; reconocer y comprender las emociones de los demás, y gestionar las relaciones), un concepto desarrollado por el psicólogo Daniel Goleman.
Según Goleman, Boyatzis y McKee, en su libro de 2002 «The New Leaders: Transforming the Art of Leadership», las personas que se autorregulan ven lo bueno de otras personas y son capaces de identificar oportunidades en diferentes situaciones. Mantienen abiertas las líneas de comunicación, dejan claras sus motivaciones e intenciones y actúan de acuerdo con sus valores. También trabajan al máximo de sus capacidades, y son capaces de seguir adelante cuando los tiempos son difíciles.
Goleman y sus colegas descubrieron que las personas autorreguladas pueden calmarse cuando están enfadadas o molestas, y animarse cuando están deprimidas. También son flexibles, y adaptan sus estilos para trabajar con sus colegas (sin importar quiénes sean), y se hacen cargo de las situaciones cuando es necesario.
La inteligencia emocional es una habilidad de liderazgo crucial, porque te da una conciencia de tus propias emociones, así como de los sentimientos y necesidades de los demás. La autorregulación también es vital, porque significa que puedes gestionar cómo reaccionas ante las situaciones, y expresarte adecuadamente en todo momento.
La importancia de la autorregulación
Cuando sabemos gestionar nuestras emociones e impulsos, funcionamos de la mejor manera posible. Significa que actuamos de acuerdo con nuestra «conciencia social», en lugar de limitarnos a hacer lo que queremos. Por ejemplo, podemos ayudar a un miembro del equipo con un trabajo incluso cuando nosotros mismos estamos presionados por el tiempo.
La autorregulación también evita que nos comportemos de una manera que podría costarnos a nosotros, a nuestro equipo o a nuestra organización a largo plazo, incluso cuando hay beneficios a corto plazo. Nos permite retrasar la gratificación y reprimir nuestros impulsos el tiempo suficiente para pensar en las posibles consecuencias de nuestras acciones. Así, por ejemplo, podemos rechazar las invitaciones a hacer algo divertido cuando estamos estudiando para obtener una cualificación, y somos capaces de frenar el deseo de decir a los miembros difíciles del equipo lo que realmente pensamos de ellos.
Estar autorregulado significa que somos capaces de «recuperarnos» de la retroalimentación negativa, lo que nos impide revolcarnos en la autocompasión y ser menos productivos en el trabajo. Además, si los demás ven que somos capaces de mantener la calma bajo presión y aceptar los comentarios sin enfadarnos, es más probable que nos confíen trabajos y proyectos importantes. También nos hace más accesibles y refuerza nuestra reputación en el trabajo.
8 estrategias para desarrollar tus habilidades de autorregulación
La buena noticia es que puedes aprender a autorregularte. Utilice las siguientes ocho estrategias para desarrollarla.
Liderazgo con integridad
Los directivos que se autorregulan lideran con integridad. Son buenos modelos de conducta, practican lo que predican y crean entornos de confianza. Hacen lo correcto por las razones correctas, incluso cuando esto significa que no toman la opción más fácil….
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